SUENA Y SUENA, POR LOS CAMPOS...


Suena y suena, por los campos,
una extraña melodía,
una mezcla de rumores
de cigarras y de liras.

Son las voces de las almas,
(viejas ánimas benditas),
con las sayas en sus cuerpos
de figuras blanquecinas.

Es la anciana tramontana
que nos llega con la brisa
y se mete en todas partes
a través de las esquinas.

Son los hombres que laboran
esas tierras malheridas,
y separan bien las piedras
en los campos de Castilla.

Hay un algo de bonanza
y tal vez de fantasía,
mientras suenan los arpegios
de esta música divina.

Hasta dejan los rosales
unas notas infinitas,
que acrecientan las violetas
en preciosa sinfonía.

Yo me quedo estupefacto
con la música tan linda,
y hasta sueño muchas cosas
de este campo en otros días.

Aún recuerdo las manzanas
tan sabrosas de la finca,
y las uvas deliciosas
en las cepas y las viñas.

Y la casa solariega
de fachada tan erguida
donde asoma la solana
hacia el sur tan blanquecina.

No me olvido de la abuela
con su toca de ancianita,
la toquilla de los hombros
y sembrando mil sonrisas.

Y aquel perro zalamero,
medio lobo y pelusilla,
que ofrecía carantoñas
por un poco de comida.

¡...Tanta música sublime
hoy regresa a mis mejillas!,
y atenaza los sentidos
con las lágrimas vertidas.

Y son ellas, con su canto,
en un coro sin folías,
las que vierten estas notas
que se apagan y marchitan.

Porque son esos recuerdos
los que suenan y hoy avivan,
melodías en las almas
y en los campos margaritas...

"...Suena y suena, por los campos,
una extraña algarabía,
con las notas discordantes
de un pasado que aun suspira..."

Rafael Sánchez Ortega ©
18/10/13

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