REMINISCENCIAS XI



XI

Como un borrón que salta a la libreta
así recuerdo el verso enrevesado
que me hizo vacilar y hasta dudar
del bello sentimiento nacido
por tu causa.

No sé cómo pasó, pero de pronto vi
la tinta del destino diluirse entre
la bruma
y perderse en un bosque
abrumador, sin fuentes ni praderas.

Y allí quedé, al borde del camino,
regando con mis lágrimas rebeldes
la cuartilla comenzada,
intentando componer aquel poema
tan hermoso,
la tierna sinfonía de tus labios
que llegaba a mis oídos,
y me quedé sin nada entre las manos
y con la enorme decepción de ver
perderse tu silueta entre la niebla.

Porque el poema inacabado era un clavel
que me escocía por causa de la herida
y de su espino.

Herida envenenada y sin respuestas,
que acentuaba más las dudas
y hacía que mis labios vacilasen
suspirando muchas veces por los versos
"sin palabras" que tus ojos me dejaron
en mi eterna fantasía.

¿Amé y me amaron en los versos
y el poema que ahora cito...?

hoy no lo sé. Quizás nunca lo supe
y pienso que nunca lo sabré
por medio de tus labios.

Es cierto, sin embargo,
que el borrón antes citado
fue una mancha y una nota
discordante en el cuaderno,
un antes y un después,
en el poema de mi vida.

Rafael Sánchez Ortega ©
03/05/14

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