ES UN VIEJO CALENDARIO...
Es un viejo calendario
con los meses ya vencidos,
el que está sobre la mesa
con un blanco mortecino.
Son los días de un pasado
de ese tiempo transcurrido,
el que pende en sus pestañas
y nos deja mil suspiros.
Es la sombra del piano
la que exhala los sonidos,
invisibles portadores
de unas pompas en el limbo.
Son los nervios del muchacho
traicioneros como lirios,
los que aguantan las mareas
y resacas del navío.
Es la dulce carantoña
de la madre hacia su hijo,
con destellos y ternura
más allá del infinito.
Son los besos a una frente
y el abrazo y el cariño,
que se deja en ese cuerpo
tan amado y tan querido.
Es un hombre enamorado
el que tiembla, y no de frío,
el que aguanta las pasiones
con paciencia, como un rito.
Son las rosas perfumadas
con sus rayos tan divinos,
y esos pétalos soñados
para un pelo con sus rizos.
Es amor el que ahora nace
a estos versos, en que escribo,
dedicado a los que sueñan
y a ese mundo de los niños.
Son poemas simplemente
los que salen en un grito,
los que buscan la esperanza
porque quieren ser distintos.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/02/15
con los meses ya vencidos,
el que está sobre la mesa
con un blanco mortecino.
Son los días de un pasado
de ese tiempo transcurrido,
el que pende en sus pestañas
y nos deja mil suspiros.
Es la sombra del piano
la que exhala los sonidos,
invisibles portadores
de unas pompas en el limbo.
Son los nervios del muchacho
traicioneros como lirios,
los que aguantan las mareas
y resacas del navío.
Es la dulce carantoña
de la madre hacia su hijo,
con destellos y ternura
más allá del infinito.
Son los besos a una frente
y el abrazo y el cariño,
que se deja en ese cuerpo
tan amado y tan querido.
Es un hombre enamorado
el que tiembla, y no de frío,
el que aguanta las pasiones
con paciencia, como un rito.
Son las rosas perfumadas
con sus rayos tan divinos,
y esos pétalos soñados
para un pelo con sus rizos.
Es amor el que ahora nace
a estos versos, en que escribo,
dedicado a los que sueñan
y a ese mundo de los niños.
Son poemas simplemente
los que salen en un grito,
los que buscan la esperanza
porque quieren ser distintos.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/02/15
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