NO NACEN LAS PALABRAS...
No nacen las palabras en mi mente,
tampoco se aceleran los latidos,
parece que el invierno no me deja
y sigue con mis dedos hoy tan fríos.
Me cuesta elaborar un pensamiento,
seguir las carcajadas de los niños,
mirar por las ventanas a los campos
vacíos de sembrados y del trigo.
Estoy abandonado en un garaje
buscando entre las baldas ese libro,
aquel que reunía entre sus versos
poemas de oración, por ser sencillos.
No fuerzo al corazón a que acelere
los pasos y el tic-tac de sus sonidos,
ni quiero que la sangre de mis venas
destile los colores amarillos.
No es bueno que los sueños se entremezclen
y hagan que perdamos los sentidos,
tampoco que nos lleven a un espacio
repleto de condenas y de gritos.
Vivimos una eterna paradoja
y somos los payasos de su circo,
quizás por esa carga de los miedos
que a todos nos agobia sin decirlo.
Estoy encadenado a esta galera
y busco día a día el infinito,
las manos encalladas ya no duelen
y puede que los dedos no sean míos.
Me duele el corazón, me duele el alma
y vuelco ese dolor en mis escritos,
la mente temblorosa no responde,
los versos se han perlado de rocío.
"...No nacen las palabras esta noche
y creo que, en el fondo, estoy vencido,
ganaste, primavera, en tu batalla
y puede que, al final, vuelva contigo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
03/03/15
tampoco se aceleran los latidos,
parece que el invierno no me deja
y sigue con mis dedos hoy tan fríos.
Me cuesta elaborar un pensamiento,
seguir las carcajadas de los niños,
mirar por las ventanas a los campos
vacíos de sembrados y del trigo.
Estoy abandonado en un garaje
buscando entre las baldas ese libro,
aquel que reunía entre sus versos
poemas de oración, por ser sencillos.
No fuerzo al corazón a que acelere
los pasos y el tic-tac de sus sonidos,
ni quiero que la sangre de mis venas
destile los colores amarillos.
No es bueno que los sueños se entremezclen
y hagan que perdamos los sentidos,
tampoco que nos lleven a un espacio
repleto de condenas y de gritos.
Vivimos una eterna paradoja
y somos los payasos de su circo,
quizás por esa carga de los miedos
que a todos nos agobia sin decirlo.
Estoy encadenado a esta galera
y busco día a día el infinito,
las manos encalladas ya no duelen
y puede que los dedos no sean míos.
Me duele el corazón, me duele el alma
y vuelco ese dolor en mis escritos,
la mente temblorosa no responde,
los versos se han perlado de rocío.
"...No nacen las palabras esta noche
y creo que, en el fondo, estoy vencido,
ganaste, primavera, en tu batalla
y puede que, al final, vuelva contigo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
03/03/15
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