QUISIERA SENTIR TUS MANOS...
Quisiera sentir tus manos
dibujando un arabesco,
un pegaso en fantasía
y en mis labios unos besos.
Soy un pobre vagabundo
de este mundo en que me muevo,
un poeta vacilante
que musita mal sus versos.
Es por eso que deliro
entre brumas y entre sueños,
más allá de la locura
de las rimas y sonetos.
Hoy me aferro a tus pupilas,
a tus manos y tus dedos,
y combino sensaciones,
con pasiones y deseos.
Quisiera sentir tus manos
dibujando por mi cuerpo,
arrancando los suspiros
de rincones hoy desiertos.
Soy un niño ensimismado,
un juglar un tanto viejo,
soy un hombre que camina
y que charla con el viento.
Esa brisa matutina,
el nordeste de los puertos,
la calima sofocante
y el sureste que es un fuego.
Sensaciones muy difusas,
la locura de los cuerdos,
esos viejos soñadores
que están vivos sin saberlo.
Quisiera sentir tus manos
por mis hombros y mi cuello,
y que rocen los umbrales
y jardines de mi pecho.
Un profundo escalofrío
sentiré si es, esto, cierto,
y un clavel de mis entrañas
irá pronto hasta tu pelo.
No sé bien las sensaciones
de ese roce tan intenso,
ni el reflujo y las resacas
de ese beso tan hambriento.
Quizás sea un terremoto,
un volcán de sangre hirviendo,
un conjunto de pasiones
que me eleven a los cielos.
"...Quisiera sentir tus manos
y atraparlas con mis besos,
para colmar sus pinceles
de colorido y reflejos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
15/05/15
dibujando un arabesco,
un pegaso en fantasía
y en mis labios unos besos.
Soy un pobre vagabundo
de este mundo en que me muevo,
un poeta vacilante
que musita mal sus versos.
Es por eso que deliro
entre brumas y entre sueños,
más allá de la locura
de las rimas y sonetos.
Hoy me aferro a tus pupilas,
a tus manos y tus dedos,
y combino sensaciones,
con pasiones y deseos.
Quisiera sentir tus manos
dibujando por mi cuerpo,
arrancando los suspiros
de rincones hoy desiertos.
Soy un niño ensimismado,
un juglar un tanto viejo,
soy un hombre que camina
y que charla con el viento.
Esa brisa matutina,
el nordeste de los puertos,
la calima sofocante
y el sureste que es un fuego.
Sensaciones muy difusas,
la locura de los cuerdos,
esos viejos soñadores
que están vivos sin saberlo.
Quisiera sentir tus manos
por mis hombros y mi cuello,
y que rocen los umbrales
y jardines de mi pecho.
Un profundo escalofrío
sentiré si es, esto, cierto,
y un clavel de mis entrañas
irá pronto hasta tu pelo.
No sé bien las sensaciones
de ese roce tan intenso,
ni el reflujo y las resacas
de ese beso tan hambriento.
Quizás sea un terremoto,
un volcán de sangre hirviendo,
un conjunto de pasiones
que me eleven a los cielos.
"...Quisiera sentir tus manos
y atraparlas con mis besos,
para colmar sus pinceles
de colorido y reflejos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
15/05/15
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