¡QUÉ EXTRAÑA SENSACIÓN...!


¡Qué extraña sensación, cuánto delirio,
producen tus palabras en mi mente!,
igual que las palomas de los campos
buscando en los trigales a la nieve.

No sé de sortilegios y de olivos,
tampoco de tomillo y de laureles,
quizás de madreselvas encantadas
que encuentro mientras cuido en los parterres.

Serán las cenicientas de los cuentos,
los broches que mostraban los claveles,
las tiernas campanillas de tus ojos
y el labio tembloroso que mantienes.

Será la primavera desatada,
el sol, en su fulgor, cuando amanece,
la sangre derramada por los cielos
en nubes agridulces que preceden.

Es fácil que confunda los estilos,
y mezcle los colores del nordeste,
con otros de cadencias infantiles
que dicen, en su brisa, lo que eres.

"Un hombre que camina solitario,
que busca en el silencio lo que tiene,
mil sueños que desbordan su cabeza
y un verso entre sus dedos inocentes"

Camina por senderos ignorados
queriendo conseguir viejos placeres,
los sueños y resacas que han nacido
tratando de encontrar ese relente.

Por eso las quimeras son fecundas
y abundan, en las mismas, los cipreses,
con ojos soñolientos y cansados
que anuncian, con sus rasgos, a la muerte.

"...¡Qué extraña sensación, cuánto misterio,
saciar, en esta vida, su suspense!,
la eterna melodía de los días
y el labio prometido que nos quiere..."

Rafael Sánchez Ortega ©
29/05/16

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