NO ME DIGAS AMOR...
No me digas Amor lo que yo siento
ya que quiero vivir, tocar el cielo,
y embriagarme de luz, temblar entero,
cuando sienta a tu piel beber mis besos.
Es bonito soñar un dulce sueño,
y volar y correr detrás de un ciervo,
escuchar la canción del bosque entero,
donde robles y hayas forman dueto.
Sensación irreal que traza el tiempo,
con granitos de anís, whisky y pomelo,
una extraña quietud, un soplo intenso,
una mano que duda busca el cuerpo.
Porque estás y no estás y así te quiero,
peregrina en la tarde, rostro inquieto,
una luz de tus ojos, mi consuelo,
y también la palabra que oigo luego.
Has sabido llegar con tu silencio
hasta mi corazón, en este puerto,
tan repleto de azul y tan coqueto
que parece un souflé, un postre apuesto.
Eres bosque y jardín, con hada y elfo,
un guarismo sin más, número incierto,
ribombante inquietud, vestido inquieto,
que aligera las almas de los miedos.
Eres fuente en el mar, ola en el cierzo,
la trainera en el campo, el trigo al puerto,
porque arriba, la noche, escribe versos,
con renglones torcidos de Dios dentro.
Un poema, sin más, encoge el pecho,
un suspiro sutil, me deja el viento,
y no sé qué decir, estoy locuelo
al leer esta carta en tu cuaderno.
"...No me digas Amor, que estoy despierto,
porque quiero soñar, ser tu escudero,
caballero andaluz, quizás manchego,
y al final un juglar, quizás ni eso..."
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 24/05/16
ya que quiero vivir, tocar el cielo,
y embriagarme de luz, temblar entero,
cuando sienta a tu piel beber mis besos.
Es bonito soñar un dulce sueño,
y volar y correr detrás de un ciervo,
escuchar la canción del bosque entero,
donde robles y hayas forman dueto.
Sensación irreal que traza el tiempo,
con granitos de anís, whisky y pomelo,
una extraña quietud, un soplo intenso,
una mano que duda busca el cuerpo.
Porque estás y no estás y así te quiero,
peregrina en la tarde, rostro inquieto,
una luz de tus ojos, mi consuelo,
y también la palabra que oigo luego.
Has sabido llegar con tu silencio
hasta mi corazón, en este puerto,
tan repleto de azul y tan coqueto
que parece un souflé, un postre apuesto.
Eres bosque y jardín, con hada y elfo,
un guarismo sin más, número incierto,
ribombante inquietud, vestido inquieto,
que aligera las almas de los miedos.
Eres fuente en el mar, ola en el cierzo,
la trainera en el campo, el trigo al puerto,
porque arriba, la noche, escribe versos,
con renglones torcidos de Dios dentro.
Un poema, sin más, encoge el pecho,
un suspiro sutil, me deja el viento,
y no sé qué decir, estoy locuelo
al leer esta carta en tu cuaderno.
"...No me digas Amor, que estoy despierto,
porque quiero soñar, ser tu escudero,
caballero andaluz, quizás manchego,
y al final un juglar, quizás ni eso..."
Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana, 24/05/16
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