EN REALIDAD...



En realidad tenía necesidad de huir
y así lo hice.
Mis pasos eran lentos.
Sabían el camino.
La cuesta, muy empinada, invitaba a pensar
y con cada pisada mis pensamientos volaban
a espacios infinitos.

Momentos del pasado,
retazos y proyectos inconclusos
que yacían en el alma,
latidos ocultados en momentos tan precisos,
susurros escuchados en la vida y a personas,
suspiros con mensajes en los mismos.

(Y todo iba saliendo con mis pasos...)

Ascenso prolongado sorbiendo la victoria.
Si huía de mí mismo lo hacía con razón y por la vida.
Debía proseguir ese camino.
Debía continuar esa batalla y no caer rendido
en las primeras escaramuzas de la misma.

La esencia de la vida es la poesía y yo la quiero,
la deseo, la busco.
Trato de acercarme hasta su lado para poder soñar
eternamente.

Quizás esté en un sueño que acabe sin mañana.
No sé, pero aunque sea un iluso e inocente,
(un pardillo, como dicen),
y se rían de mí, y se burlen de mis versos,
yo debo continuar y continúo en esa búsqueda,
en ese caminar y peregrinar hacia el regazo de los dioses.

Allí estará la poesía, (sin duda), y entonces el iluso sonreirá,
y tomará de la mano al niño que va a su lado,
para repartirla entre todos los que les rodean.

Sí, poesía, esencia de la vida, regalo inmerecido
para el hombre que caminaba, sin saber, hacia la nada.
Y ahora puede compartirla, puede escucharla en otros labios,
puede saborearla en cuartillas escritas,
puede vivirla en las mil y una escenas de la propia vida.

***

...Estaba huyendo del pasado pero debía regresar.
Volví a la realidad, volví a ser el hombre cansado,
envejecido, el que huía de sí mismo, como tantas veces.

Sin embargo el corazón latía de una manera especial.
Quizás era la mirada de la capilla. Quizás aquella imagen.
Quizás aquella escena podía ser el principio de un sueño
más importante.

Rafael Sánchez Ortega ©
09/10/16

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