RELATAR LAS VACACIONES...
Relatar las vacaciones
es prudente y necesario,
aunque fueran de tormenta
esos días, en mi caso.
Empezar por el principio,
por el junio ya lejano,
y decir que aquellas fechas
eran días de regalo.
Luego julio llegó fuerte,
con calores del verano,
y el anuncio de tormentas
en un cuerpo maltratado.
En agosto fue la cita
y los ángeles lloraron,
me internaron a comienzos
para estar un mes cerrado.
En agosto fue la cita
y los ángeles lloraron,
me internaron a comienzos
para estar un mes cerrado.
Una estancia muy sombría,
donde estuve, sin estarlo,
apretando bien los puños
entre tanto matasanos.
No me quejo de sus charlas,
ni tampoco de su trato,
soy consciente que la vida
tiene mucho de milagro.
Y es por eso, que en septiembre,
para casa me mandaron,
con el alma maltratada
y mi cuerpo remendado.
Pero aquí todo es distinto
y hasta el sol me da sus rayos,
con caricias contenidas
de unos ángeles hermanos.
He tenido mucha suerte,
y aunque avance paso a paso,
voy ufano por la senda
con amigos y entre abrazos.
A Dios debo mi fortuna
y también poder contarlo,
ya que ha sido por su gracia
el que escriba este diario.
Estos versos que aquí nacen,
desastrosos y sin garbo,
son reflejo de mi alma
y de un cuerpo atormentado.
"...Relatar mis vacaciones
es locura en que no caigo,
yo las vivo cada día
porque Dios me da su mano..."
Rafael Sánchez Ortega ©
01/10/16
es prudente y necesario,
aunque fueran de tormenta
esos días, en mi caso.
Empezar por el principio,
por el junio ya lejano,
y decir que aquellas fechas
eran días de regalo.
Luego julio llegó fuerte,
con calores del verano,
y el anuncio de tormentas
en un cuerpo maltratado.
En agosto fue la cita
y los ángeles lloraron,
me internaron a comienzos
para estar un mes cerrado.
En agosto fue la cita
y los ángeles lloraron,
me internaron a comienzos
para estar un mes cerrado.
Una estancia muy sombría,
donde estuve, sin estarlo,
apretando bien los puños
entre tanto matasanos.
No me quejo de sus charlas,
ni tampoco de su trato,
soy consciente que la vida
tiene mucho de milagro.
Y es por eso, que en septiembre,
para casa me mandaron,
con el alma maltratada
y mi cuerpo remendado.
Pero aquí todo es distinto
y hasta el sol me da sus rayos,
con caricias contenidas
de unos ángeles hermanos.
He tenido mucha suerte,
y aunque avance paso a paso,
voy ufano por la senda
con amigos y entre abrazos.
A Dios debo mi fortuna
y también poder contarlo,
ya que ha sido por su gracia
el que escriba este diario.
Estos versos que aquí nacen,
desastrosos y sin garbo,
son reflejo de mi alma
y de un cuerpo atormentado.
"...Relatar mis vacaciones
es locura en que no caigo,
yo las vivo cada día
porque Dios me da su mano..."
Rafael Sánchez Ortega ©
01/10/16
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