EN UNA PLAZOLETA...
En una plazoleta,
pequeña y sin farolas,
había cuatro bancos
que usaban las palomas.
También los viejecitos
sentaban su persona,
allí, cuando los cielos,
gustaban de las bromas.
Dos calles adelante
estaba la fondona,
lugar de peregrinos
portando alguna concha.
La concha de Santiago
en ínclitas personas.
viajeros, como muchos
que escapan de las sombras.
También había iglesia,
románica y con losas,
sepulcros blanqueados
de ancestros que las copan.
Arriba, la cigüeña,
está con pata coja,
mirando al horizonte
sabiéndose señora.
El nido sempiterno
parece que rebosa,
y un día y otro día
nos va dando la hora.
No sé lo que contiene
el pétalo y la rosa,
que porta el peregrino
dejándola en tu boca.
"...En una plazoleta
pasaron muchas cosas,
y allí, con mil caricias,
los labios hoy se rozan..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/10/16
pequeña y sin farolas,
había cuatro bancos
que usaban las palomas.
También los viejecitos
sentaban su persona,
allí, cuando los cielos,
gustaban de las bromas.
Dos calles adelante
estaba la fondona,
lugar de peregrinos
portando alguna concha.
La concha de Santiago
en ínclitas personas.
viajeros, como muchos
que escapan de las sombras.
También había iglesia,
románica y con losas,
sepulcros blanqueados
de ancestros que las copan.
Arriba, la cigüeña,
está con pata coja,
mirando al horizonte
sabiéndose señora.
El nido sempiterno
parece que rebosa,
y un día y otro día
nos va dando la hora.
No sé lo que contiene
el pétalo y la rosa,
que porta el peregrino
dejándola en tu boca.
"...En una plazoleta
pasaron muchas cosas,
y allí, con mil caricias,
los labios hoy se rozan..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/10/16
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