ALGUNA VEZ HABÍA TRASNOCHADO...



Alguna vez había trasnochado
por culpa del licor y la bebida,
excusas, se decía, de una etapa,
un tiempo juvenil en lejanía.

Recuerdos que han quedado en el pasado
y fueron superados por la vida,
instantes y resacas que ahora vuelven
de forma muy curiosa y repentina.

A veces nos volvemos a ese tiempo
abriendo sus ventanas y escotillas,
tratamos de volar, sin tener alas,
y somos prisioneros de la brisa.

Se funden las gaviotas con las olas
y vuelven las preciosas golondrinas,
un mundo de color surge en los versos
y brotan de las rimas margaritas.

Parece que los campos han quedado
ocultos de miradas y sonrisas,
latiendo y esperando que la azada
de paso a los sembrados y a la dicha.

Arriba hay unas nubes que amenazan
al sol en su carrera por el día,
y abajo, entre los arces y los olmos
el río, lentamente, se desliza.

Es hora de enfrentarse a las galernas
y hacer de este presente una alegría,
la vida continua en cada instante
y somos una parte de la misma.

El hombre con su sombra y la linterna
no busca en el presente sus esquinas,
ya sabe que el futuro está lejano
y debe recorrer esta partida.

"...La vida es una caja de sorpresas,
un puzle y un crisol de poesías,
la vida es ese labio, que latiendo,
precisa de otro labio en su mejilla..."

Rafael Sánchez Ortega ©
12/02/17

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