ERA UN NIÑO PEQUEÑITO...
Era un niño pequeñito
como el verso de un poema,
con dos ojos vivarachos
que lucían cual estrellas.
Un abuelo vigilaba
esa hora de la siesta,
y miraba complacido
a su nieto, sin sorpresa.
Pero el niño no dormía
y seguía con su fiesta,
parloteos inaudibles
y también con pataletas.
El voz alta el abuelito
desgranaba una leyenda,
y le hablaba de los mares
de las playas y sirenas.
Nuestro niño palmeaba
sus manitas hoy tan tiernas,
y mandaba, con sus dedos,
un mensaje a quien lo quiera.
Es la infancia y es la vida,
el susurro que nos llega,
es la voz, entrecortada,
y el relato de la tierra.
En la vida, donde hay niños,
hay abuelos a su vera;
y éstos cantan viejas nanas
para que, ellos bien, se duerman.
Pero un día los relojes
sonarán de otra manera,
y los dulces querubines
al abuelo darán guerra.
"...Era un niño pequeñito,
una cuna y un cometa,
y un abuelo que, orgulloso,
le mecía con paciencia..."
Rafael Sánchez Ortega ©
26/02/17
como el verso de un poema,
con dos ojos vivarachos
que lucían cual estrellas.
Un abuelo vigilaba
esa hora de la siesta,
y miraba complacido
a su nieto, sin sorpresa.
Pero el niño no dormía
y seguía con su fiesta,
parloteos inaudibles
y también con pataletas.
El voz alta el abuelito
desgranaba una leyenda,
y le hablaba de los mares
de las playas y sirenas.
Nuestro niño palmeaba
sus manitas hoy tan tiernas,
y mandaba, con sus dedos,
un mensaje a quien lo quiera.
Es la infancia y es la vida,
el susurro que nos llega,
es la voz, entrecortada,
y el relato de la tierra.
En la vida, donde hay niños,
hay abuelos a su vera;
y éstos cantan viejas nanas
para que, ellos bien, se duerman.
Pero un día los relojes
sonarán de otra manera,
y los dulces querubines
al abuelo darán guerra.
"...Era un niño pequeñito,
una cuna y un cometa,
y un abuelo que, orgulloso,
le mecía con paciencia..."
Rafael Sánchez Ortega ©
26/02/17
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