UN DÍA...
Un día decidiste que tu vida
tenía muchas metas y fronteras
y no las conocidas carreteras
que andabas, cada día, en tu salida.
Por eso planeaste la partida
de modo que tu vida se perdiera,
buscando en ultramar, lo que quisiera,
el alma de una niña confundida.
Partiste, corazón, sin un abrazo,
dejando mi ilusión en cuarentena,
por culpa de la herida y del zarpazo.
Hoy vuelves a la vida y a la escena,
me ofreces todo aquello que rechazo,
y pienso que tu vida es una pena.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/07/17
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