HE SENTIDO A LA BRISA...
He sentido a la brisa
con su beso en mi frente,
y también el salitre
de las olas muy verdes.
Es un día de agosto,
un domingo de siempre,
con los campos quemados
por el sol inclemente.
Pero aquí, en la ribera,
este sol se agradece,
ya que alivia la brisa
con el viento nordeste.
Es el viento marino,
el que curte las pieles,
y asegura el buen tiempo
como dicen las gentes.
Pero quema los campos
y las siembras se pierden,
paradoja sin nombre
según llega septiembre.
Si la brisa prosigue
y el nordeste es presente,
quedarán los ganados
sin comida en pesebres.
Y también las cosechas
perderán lo que tienen,
como así los frutales
se ahogarán por la fiebre.
En conjunto, la brisa,
nos ofrece placeres,
y si abunda tristezas
para el campo silente.
"...He sentido a la brisa
por mi cuerpo y mis sienes,
en un beso sagrado
reclamando mi suerte..."
Rafael Sánchez Ortega ©
20/08/17
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