CUANDO EN TIEMPOS YO SOÑABA...
Cuando en tiempos yo soñaba
con el amor, niña mía,
iba tras él por los campos
como un ciego por la vida.
con el amor, niña mía,
iba tras él por los campos
como un ciego por la vida.
Ciego de amor, vagabundo,
y buscando en cada esquina,
toda huella de tus pasos
con su aroma y lozanía.
y buscando en cada esquina,
toda huella de tus pasos
con su aroma y lozanía.
Porque estaba ciego entonces
por la ceguera bendita,
esa que ataca a las almas
y hace ver las utopías.
por la ceguera bendita,
esa que ataca a las almas
y hace ver las utopías.
No puedo negar que amé
y compartí tu sonrisa,
y disfruté locamente
siendo guardián y tu guía.
y compartí tu sonrisa,
y disfruté locamente
siendo guardián y tu guía.
Pero los años pasaron
y me quedé a la deriva,
yo envejecí lentamente,
tú maduraste sin prisa.
y me quedé a la deriva,
yo envejecí lentamente,
tú maduraste sin prisa.
Y me dejaste por otro,
y me causaste una herida,
sin atender mis palabras,
torpes, quizás y vacías.
y me causaste una herida,
sin atender mis palabras,
torpes, quizás y vacías.
Hoy, cuando llega el otoño,
sopla con fuerza la brisa,
queda un rescoldo en el alma
y el corazón no palpita.
sopla con fuerza la brisa,
queda un rescoldo en el alma
y el corazón no palpita.
Quedan, tal vez, los recuerdos
de la pasión ya marchita,
queda la dulce figura
de aquella niña perdida.
de la pasión ya marchita,
queda la dulce figura
de aquella niña perdida.
Rafael Sánchez Ortega ©
Zernez, 14/09/12
Zernez, 14/09/12
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