SE HAN QUEDADO LOS HOMBRES LLORANDO...
Se han quedado los hombres llorando
sin la voz, la alegría y la risa,
pero siempre estará en su recuerdo
unos ojos de miel que acarician.
La caricia y susurro del alma
y la voz tan serena y tan linda,
que animaba a lavarse temprano
para ir al colegio y a misa.
Son momentos lejanos y ausentes,
son instantes del tiempo y la vida,
detenido quizá, en el recuerdo,
con nostalgias de paz y sonrisas.
Pero el mundo no sabe de ciclos
y atesora carencias y envidias,
y a los hombres confunde y envuelve
con la malla sutil de la ira.
Y así nacen, sin más, las peleas
con las dudas, los celos y riñas,
y al final desemboca en batallas
sin saber si es verdad ó mentira.
Y tal vez, una tarde de otoño,
cuando sople ligera la brisa,
cuando vayan llegando las nieves,
una luz llegue al fin a la vida.
Un suspiro que baje del cielo
y que alivie las penas y heridas,
y una mano de nieve que venga
a curar la pasión enfermiza.
Porque el hombre nacido del hombre
unos ojos de miel necesita,
esos ojos y atenta mirada
de la madre tan fiel que le cuida.
Rafael Sánchez Ortega ©
Zernez, 13/09/12
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