NUEVA FECHA...


Nueva fecha encandilada de septiembre
y larga espera entre bostezos y equipajes.

Aquí estoy, en esta sala interminable,
donde pasan las personas sin cesar
buscando sus destinos.

Soy uno más, entre la gente,
un simple viajero, como tantos,
que consume los minutos de la espera.

Mientras tanto la vida continúa
y se marchitan lentamente los instantes
de este día que se acaba.

Hay cansancio en las miradas
y también en los sentidos;
es verano, ciertamente, y se cuentan
con los dedos las personas que conservan
ilusiones en el alma.
Hoy los niños ya no van con los ancianos,
ni recogen sus canciones, en la noche,
a las estrellas,
ni siquiera se estremen e ilusionan
cuando escuchan, en la tarde, a las cigarras.

Es posible que una capa de granito
endurezca los latidos de las almas,
es posible que el amor tan perseguido
y codiciado sea sólo una utopía
en la mente de los locos.
No lo sé y no me importa.

Es posible que el cansancio
no me deje ver la vida totalmente
y que entonces, lo que veo y lo que siento,
sean luces entre sombras de una vida
diferente y que no existe.

Mas atiendo a la "razón irrazonable de mi alma"
que me dice que adelante,
que no ceje de buscar lo que persigo,
que la estrella tan ansiada está en el cielo,
y los ñiños que la sueñan
la persiguen con sus manos a través
de la inocencia.

Es posible que el amor nunca lo encuentre,
porque amar es algo eterno e irrepetible,
no un capricho ni una suerte que se encuentra.
Es la suma de factores que no atienden a razones.
Es amar tan simplemente como quieras que te amen.
Es sentir en el silencio y la palabra.
Es cantar la melodía de la aurora con el alba
y es brindar, junto al anciano, y ofrecerle
una sonrisa y tu palabra.

¡Nueva fecha ciertamente...!

Rafael Sánchez Ortega ©
Muchich, 16/09/12

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