HE PREGUNTADO A LA LUZ...
He preguntado a la luz
si ya no existen las sombras,
si las tinieblas se pìerden
cuando amanecen las rosas.
Pero la luz, en silencio,
llega en el alba y se nota,
viene con pasos perdidos
por la calleja y la ronda.
Sube despacio los muros
a despertar las alondras,
y ellas, ajenas al día,
sienten la luz que les roza.
Es como un beso sincero,
el dulce rayo sin forma,
y es un suspiro que manda
el cielo azul gota a gota.
He preguntado a la luz
por muchas cosas curiosas,
las que escuché de mis padres
y de su voz bella y ronca.
Quise saber de la muerte
y su presencia traidora,
quise saber de la vida
con tantas lágrimas sordas.
Y pregunté por las risas,
por las miradas graciosas,
por los susurros velados
que musitaban las olas.
Y pregunté por el llanto,
por el dolor y derrota,
por tantas almas vencidas
entre metáforas locas.
He preguntado a la luz
por la locura tan boba,
esa que enferma al amante
y le atosiga y acosa.
Hombres que son como niños,
niños de nanas y coplas,
que con sus cuerpos desnudos
van a encender las antorchas.
Es su pecado tan sólo
el de alcanzar a las notas,
las que dejaron los vientos
entre las nubes curiosas.
Mientras sin pausa, el amante,
sigue la huella tan honda,
la que le acerca a la estrella
que va desnuda y sin ropa.
"...He preguntado a la luz
por esa lucha tan sorda,
entre tinieblas sin nombre
y el alba fiel, con su aroma..."
Rafael Sánchez Ortega ©
07/09/12
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