HOY TENGO LA TRISTEZA TAN PROFUNDA...
Hoy tengo la tristeza tan profunda
como un hierro clavado en las entrañas,
es la espina que hiere y me destroza
y marchita las rosas más sagradas.
Hay quizás, una rima malsonante,
un preludio de olvidos y de marchas,
un volver al pasado, simplemente,
a buscar de algún plato las migajas.
Pero debo vencer las tentaciones
y volar sobre el mundo y la nostalgia,
rescatar a mis sueños infantiles
de los cielos cargados de esperanza.
Porque duele la herida y la tristeza
y se encogen los cuerpos y las almas,
pero duele también la luz perdida
por ceder al chantaje y la palabra.
Yo quisiera tener una receta
que del mundo tan triste me librara,
y quisiera robar una sonrisa
del futuro tan duro y sus tenazas.
Pero debo seguir con mi camino,
recorrer entre nieblas y guadañas,
esas sendas de sauces y cipreses
para ir a las sombras y la nada.
Es preciso que aleje la tristeza,
que mis versos recobren la templanza,
que se alegren sin pausa, las pupilas,
y que escuchen las olas de la playa.
Porque soy un humilde vagabundo,
un actor de la vida que ahora pasa,
un juglar que confía en las estrellas
y en la luna en las aguas reflejada.
"...Hoy tengo la tristeza tan profunda
que la herida en el alma se desangra,
y mis ojos se cierran, a la vida,
y no veo los besos que me manda..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/01/14
como un hierro clavado en las entrañas,
es la espina que hiere y me destroza
y marchita las rosas más sagradas.
Hay quizás, una rima malsonante,
un preludio de olvidos y de marchas,
un volver al pasado, simplemente,
a buscar de algún plato las migajas.
Pero debo vencer las tentaciones
y volar sobre el mundo y la nostalgia,
rescatar a mis sueños infantiles
de los cielos cargados de esperanza.
Porque duele la herida y la tristeza
y se encogen los cuerpos y las almas,
pero duele también la luz perdida
por ceder al chantaje y la palabra.
Yo quisiera tener una receta
que del mundo tan triste me librara,
y quisiera robar una sonrisa
del futuro tan duro y sus tenazas.
Pero debo seguir con mi camino,
recorrer entre nieblas y guadañas,
esas sendas de sauces y cipreses
para ir a las sombras y la nada.
Es preciso que aleje la tristeza,
que mis versos recobren la templanza,
que se alegren sin pausa, las pupilas,
y que escuchen las olas de la playa.
Porque soy un humilde vagabundo,
un actor de la vida que ahora pasa,
un juglar que confía en las estrellas
y en la luna en las aguas reflejada.
"...Hoy tengo la tristeza tan profunda
que la herida en el alma se desangra,
y mis ojos se cierran, a la vida,
y no veo los besos que me manda..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/01/14
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