DE QUÉ PUEDO ESCRIBIRTE...
De qué puedo escribirte en esta tarde
si tengo las ventanas mal cerradas,
me azotan vendavales de los cielos
y el viejo corazón ya no me sangra.
Es fácil que me digas que no es justo,
que busque más allá de la distancia,
allí donde reposan los navíos
y duermen las sirenas en sus anclas.
Más quiero reflejarte con mis versos
el tierno escalofrío de las aguas,
el rizo del nordeste entre las olas
y el suave ronroneo que dejaban.
No es fácil describir a las mareas
y menos relatar, de las resacas,
la música que enerva los sentidos
llegando a los confines de las almas.
De qué puedo escribirte en esta tarde
me digo y me repito, mientras pasan,
las horas y minutos lentamente,
y el miedo me atenaza la garganta.
Quizás te escribiría del silencio,
quizás de amaneceres y del alba,
o puede que escribiera de unos labios
que un día me decían que me amaban.
Más todo son recuerdos ya lejanos
cargados de verdín y de nostalgia;
los sueños del candor y la utopía
quedaron en la tierra calcinada.
Mis dedos ya cansados se estremecen
y añoran a tu cuerpo de gitana,
quisieran recorrer aquellas sendas,
que un día compartimos sin palabras.
"...De qué puedo escribirte en esta tarde,
me dice nuevamente la esperanza,
quizás de tantos sueños seductores
y de otros, ya perdidos, en las llamas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
24/03/14
si tengo las ventanas mal cerradas,
me azotan vendavales de los cielos
y el viejo corazón ya no me sangra.
Es fácil que me digas que no es justo,
que busque más allá de la distancia,
allí donde reposan los navíos
y duermen las sirenas en sus anclas.
Más quiero reflejarte con mis versos
el tierno escalofrío de las aguas,
el rizo del nordeste entre las olas
y el suave ronroneo que dejaban.
No es fácil describir a las mareas
y menos relatar, de las resacas,
la música que enerva los sentidos
llegando a los confines de las almas.
De qué puedo escribirte en esta tarde
me digo y me repito, mientras pasan,
las horas y minutos lentamente,
y el miedo me atenaza la garganta.
Quizás te escribiría del silencio,
quizás de amaneceres y del alba,
o puede que escribiera de unos labios
que un día me decían que me amaban.
Más todo son recuerdos ya lejanos
cargados de verdín y de nostalgia;
los sueños del candor y la utopía
quedaron en la tierra calcinada.
Mis dedos ya cansados se estremecen
y añoran a tu cuerpo de gitana,
quisieran recorrer aquellas sendas,
que un día compartimos sin palabras.
"...De qué puedo escribirte en esta tarde,
me dice nuevamente la esperanza,
quizás de tantos sueños seductores
y de otros, ya perdidos, en las llamas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
24/03/14
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