YO PUDE DISFRUTAR DE LA FORTUNA...


Yo pude disfrutar de la fortuna
y temblar como un niño enamorado,
al leer en tus ojos y mirada
esos versos cual gotas de los lagos.

Porque fueron tus lágrimas rebeldes
el candor de un salitre muy amargo,
que tomaron mis labios una tarde
y calmaron un fuego sin dudarlo.

Tanta lluvia sutil y silenciosa
desbordaba los dedos de tu mano,
que impacientes, trataban de apartarla,
cual cortina de bruma con sus trazos.

Pero pude llegar en el momento
y trazar con mis dedos esos rasgos,
esas líneas que marcan los perfiles
de tu cuerpo precioso y delicado.

Yo gocé, como gozan los amantes,
con mi lengua en tu cuello, por un rato,
y seguí recorriendo los senderos
de tus senos y vientre, más abajo.

Proseguí con los muslos y caderas
y temblé, con el pulso acelerado,
al sentir el ardor de tus entrañas
y al volcán que rugía sin descanso.

Era fuego tu piel, en ese instante,
y yo un simple viajero del espacio,
que tenía tu cuerpo enfebrecido
entre rosas de seda suspirando.

No quería que el tiempo se parase
y romper el crisol de aquel milagro,
que las aguas del alma desbordaban
trasladando mi amor hasta tu lado.

Pero todo en la vida tiene un precio
y el mañana se queda muy cercano,
porque pasa el presente, en un segundo,
y el placer se evapora sin notarlo.

"...Yo pude disfrutar de la fortuna
de alcanzar esa cima y tu regazo,
y sentir la explosión de los sentidos
y el sabor de tus labios en mis labios..."

Rafael Sánchez Ortega ©
06/06/14

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