PORQUE ES FUEGO...
Porque es fuego lo que el alma
necesita,
yo lo exijo y lo preciso
y que venga hasta mi lado
esa llama incombustible que reduzca
hasta el rescoldo y las cenizas
este amor inconsistente,
ese hermoso balbuceo
que palpita en mi costado,
ese canto misterioso
que soñó con mil princesa
y la dulce melodía
que brotaba de mis labios.
Porque quiero que ese fuego
lo devore con sus ansias
y que lleve por los cielos
tantos sueños infantiles,
tanta vana poesía que salía
de mis dedos,
tanta blanca primavera
que empañaba las pupilas
y se deje, para siempre,
esas ramas abrasadas cual siluetas
de un pasado ya caduco y sin retorno.
Y ese fuego es el que quiero
y yo deseo que ahora venga
y que me abrase los rincones más ocultos
de mi pecho,
y que incendie los poemas y las letras
que surgieron en virtud de las palabras
y las voces
de unos labios que yo amaba y escuchaba
y los manden a la nada
de ese frío recipiente del olvido
con las rimas y utopías
que brotaban de mis sueños sin saberlo.
Yo quisiera que ese fuego
me borrase tanta risa de mis labios,
tanta lágrima escapada de mis ojos,
tantos tiernos adjetivos emanados de mi pecho
con suspiros incluidos,
pero sé que es imposible
y que el fuego solo hará, purificar,
con su viveza,
las semillas de una nueva primavera,
de un verano caluroso
y un otoño, ya presente,
con olores siempre vivos
de esperanza y de misterio.
Y es que el fuego tan sagrado no se olvida
y me recuerda tantos versos compartidos,
tanta túnica sagrada
descubierta en una noche,
cuando fuimos desnudando nuestras almas,
cuando juntos y temblando
se besaron nuestros labios,
cuando ambos despertamos, con los dedos,
nuestros cuerpos,
bajo el manto protector
de aquella luna
descubierta por el hombre
y unos niños, sorprendidos,
se miraban con el fondo a sus espaldas
de la orquesta y de la fiesta
que formaban las estrellas.
Es por eso que preciso de ese fuego
en esta hora,
porque quiero ser hereje y pecador
y no ser el Peter Pan de los hambrientos,
de los niños que han perdido su princesa
y que la buscan nuevamente
en el mundo singular de la utopía
y los recuerdos
como a un canto de sirena irrepetible,
por las playas de la vida.
Rafael Sánchez Ortega ©
20/07/14
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