CON TU CARITA DE TRAPO...
Con tu carita de trapo
y tus manos tan inquietas,
me cautivas y subyugas
mientras me abrazas y besas.
Yo sé que afuera la luna
y la noche están de fiesta,
y hasta juegan con las olas
al compás de las mareas.
Pero yo sigo en tus brazos
mi preciosa cenicienta,
la que susurra mi nombre
y en silencio me contempla.
Las gaviotas se levantan
y hacen luego mil piruetas,
porque marchan remolonas
a la costa donde vuelan.
Con tu carita de trapo
eres linda y muy traviesa,
porque velas por mis sueños
y en tus brazos ya me aneas.
Una nave en la bocana,
que responde por trainera,
se desliza por las aguas
para ir a la ribera.
Tú me brindas ese lecho
sin rubor y sin sorpresas,
y me ofreces tu figura
delicada y siempre tierna.
Un castillo en su altozano
nos perfila la silueta,
de unas piedras centenarias
y unos muros con sus piedras.
Con tu carita de trapo
y los labios de frambuesa
me has besado lentamente
de los pies a la cabeza.
Han temblado los cipreses
en la noche que despierta,
pues no quieren, que la luna,
esté sola y sin estrellas.
Unas manos delicadas
han trepado por mis piernas,
recorrieron la cintura
y han rozado mi cadera.
Es el alma de la vida
y es el fruto de la tierra,
esas uvas de las vides
con el vino que ellas dejan.
"...Con tu carita de trapo
y unos dedos que no cesan,
has tatuado aquí mi nombre
en los versos de un poema..."
Rafael Sánchez Ortega ©
09/06/15
y tus manos tan inquietas,
me cautivas y subyugas
mientras me abrazas y besas.
Yo sé que afuera la luna
y la noche están de fiesta,
y hasta juegan con las olas
al compás de las mareas.
Pero yo sigo en tus brazos
mi preciosa cenicienta,
la que susurra mi nombre
y en silencio me contempla.
Las gaviotas se levantan
y hacen luego mil piruetas,
porque marchan remolonas
a la costa donde vuelan.
Con tu carita de trapo
eres linda y muy traviesa,
porque velas por mis sueños
y en tus brazos ya me aneas.
Una nave en la bocana,
que responde por trainera,
se desliza por las aguas
para ir a la ribera.
Tú me brindas ese lecho
sin rubor y sin sorpresas,
y me ofreces tu figura
delicada y siempre tierna.
Un castillo en su altozano
nos perfila la silueta,
de unas piedras centenarias
y unos muros con sus piedras.
Con tu carita de trapo
y los labios de frambuesa
me has besado lentamente
de los pies a la cabeza.
Han temblado los cipreses
en la noche que despierta,
pues no quieren, que la luna,
esté sola y sin estrellas.
Unas manos delicadas
han trepado por mis piernas,
recorrieron la cintura
y han rozado mi cadera.
Es el alma de la vida
y es el fruto de la tierra,
esas uvas de las vides
con el vino que ellas dejan.
"...Con tu carita de trapo
y unos dedos que no cesan,
has tatuado aquí mi nombre
en los versos de un poema..."
Rafael Sánchez Ortega ©
09/06/15
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