RECUERDO AQUELLA TARDE...
Recuerdo aquella tarde como entonces
mirando al infinito desde el puerto,
las barcas descansaban sobre el agua,
tus manos agarradas a mis dedos.
Buscábamos la paz y el horizonte
tratando de volar con nuestros cuerpos,
buscábamos la calma en la bahía
y el tierno renacer de tantos sueños.
Queríamos amar a todo el mundo,
dejando en sus esquinas muchos besos,
rumores que llevara la corriente,
suspiros de los labios indefensos.
Queríamos sentir esos abrazos
del mar que se ofrecía aventurero,
fundirnos con sus rizos invisibles
allí donde las olas dejan ecos.
Recuerdo aquella tarde, y no la olvido,
siguiendo los susurros de los cielos,
el tono tan granate de las nubes
y el sol que se ocultaba allá, a lo lejos.
Buscábamos amor, y lo encontramos,
unidas nuestras manos en un tiempo,
sintiendo los latidos que dejaban
dos válvulas rimando en nuestros pechos.
Queríamos gritar tanta alegría,
decir a la marea todo aquello,
cantar sin la batuta y partitura
el texto tan sublime de unos versos.
Queríamos bailar sobre las aguas,
sacar nuestras pasiones y deseos,
que vieran a la luna en su menguante
y luego a las estrellas y luceros.
"...Recuerdo aquella tarde simplemente
y vuelve la nostalgia de paseo,
buscábamos amar, y nos amamos,
rompiendo el corazón con tantos miedos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
03/09/13
mirando al infinito desde el puerto,
las barcas descansaban sobre el agua,
tus manos agarradas a mis dedos.
Buscábamos la paz y el horizonte
tratando de volar con nuestros cuerpos,
buscábamos la calma en la bahía
y el tierno renacer de tantos sueños.
Queríamos amar a todo el mundo,
dejando en sus esquinas muchos besos,
rumores que llevara la corriente,
suspiros de los labios indefensos.
Queríamos sentir esos abrazos
del mar que se ofrecía aventurero,
fundirnos con sus rizos invisibles
allí donde las olas dejan ecos.
Recuerdo aquella tarde, y no la olvido,
siguiendo los susurros de los cielos,
el tono tan granate de las nubes
y el sol que se ocultaba allá, a lo lejos.
Buscábamos amor, y lo encontramos,
unidas nuestras manos en un tiempo,
sintiendo los latidos que dejaban
dos válvulas rimando en nuestros pechos.
Queríamos gritar tanta alegría,
decir a la marea todo aquello,
cantar sin la batuta y partitura
el texto tan sublime de unos versos.
Queríamos bailar sobre las aguas,
sacar nuestras pasiones y deseos,
que vieran a la luna en su menguante
y luego a las estrellas y luceros.
"...Recuerdo aquella tarde simplemente
y vuelve la nostalgia de paseo,
buscábamos amar, y nos amamos,
rompiendo el corazón con tantos miedos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
03/09/13
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