YO TAMBIÉN HE BUSCADO EL SILENCIO...
Yo también he buscado el silencio
en las noches heladas y frías,
para ver si en el mismo encontraba
unas gotas de amor infinitas.
Pero nunca encontré la respuesta
a esa paz que mi alma pedía,
ni encontré la laguna de plata
donde el agua descansa y suspira.
Me perdí por las calles oscuras
persiguiendo mil sombras distintas,
y creyendo alcanzar la figura
que en los sueños, tan dulce, nacía.
He buscado, paciente, el silencio
en iglesias con luz amarilla,
y tan solo me hablaron las piedras
con sus tristes ventanas vacías.
¡Cuánta nota dormía en sus bancos
como duerme la imagen bendita!,
¡cuánto incienso quemado a los dioses
y qué cera en velones sin vida!
Porque así descansaba el silencio,
terrenal, de una iglesia tranquila,
y sonaban, sin voz, las campanas,
en la torre llamando a la misa.
He buscado el rumor del silencio
en las playas de arenas muy finas,
en mañanas soplando el nordeste
y aguantando el salitre y la brisa.
Pero solo llegaban las olas,
con resacas, sin más, a la orilla,
y atrás quedan los mares sin nombre
con silencios mortales y heridas.
¡Cuántas vidas bajaron al fondo
de las aguas oscuras e impías!,
¡cuántos seres quedaron llorando
en los muelles por barcas vacías!
He buscado el silencio en tus brazos
y el amor, en la tierna mejilla,
pero estaba soñando, sin duda,
porque tú te ausentaste enseguida.
Yo no sé la oración de las almas
que en silencio, valientes, suplican,
y quisiera saber sus misterios
y plegarias que ardientes recitan.
Porque solo el silencio es silencio
y en la nada el silencio se cita,
a pesar de buscarlo en las noches,
en las tardes, mañanas y días.
"...Yo también he buscado el silencio
y esperaba encontrar tu sonrisa,
invisible y cubierta de sombras,
que alegrase esta página escrita..."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/09/13
en las noches heladas y frías,
para ver si en el mismo encontraba
unas gotas de amor infinitas.
Pero nunca encontré la respuesta
a esa paz que mi alma pedía,
ni encontré la laguna de plata
donde el agua descansa y suspira.
Me perdí por las calles oscuras
persiguiendo mil sombras distintas,
y creyendo alcanzar la figura
que en los sueños, tan dulce, nacía.
He buscado, paciente, el silencio
en iglesias con luz amarilla,
y tan solo me hablaron las piedras
con sus tristes ventanas vacías.
¡Cuánta nota dormía en sus bancos
como duerme la imagen bendita!,
¡cuánto incienso quemado a los dioses
y qué cera en velones sin vida!
Porque así descansaba el silencio,
terrenal, de una iglesia tranquila,
y sonaban, sin voz, las campanas,
en la torre llamando a la misa.
He buscado el rumor del silencio
en las playas de arenas muy finas,
en mañanas soplando el nordeste
y aguantando el salitre y la brisa.
Pero solo llegaban las olas,
con resacas, sin más, a la orilla,
y atrás quedan los mares sin nombre
con silencios mortales y heridas.
¡Cuántas vidas bajaron al fondo
de las aguas oscuras e impías!,
¡cuántos seres quedaron llorando
en los muelles por barcas vacías!
He buscado el silencio en tus brazos
y el amor, en la tierna mejilla,
pero estaba soñando, sin duda,
porque tú te ausentaste enseguida.
Yo no sé la oración de las almas
que en silencio, valientes, suplican,
y quisiera saber sus misterios
y plegarias que ardientes recitan.
Porque solo el silencio es silencio
y en la nada el silencio se cita,
a pesar de buscarlo en las noches,
en las tardes, mañanas y días.
"...Yo también he buscado el silencio
y esperaba encontrar tu sonrisa,
invisible y cubierta de sombras,
que alegrase esta página escrita..."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/09/13
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