AQUELLA TARDE TRISTE...


Aquella tarde triste
la llevo en el recuerdo,
prendida en alfileres
que ondean en mis sueños.

Quedaron las palabras
colgadas del espejo
precisas y crueles
carentes de tus besos.

Ay besos calcinados,
celosos y con miedo,
temblando como niños
carentes de paseo.

Carentes de mil cosas
de risas y de versos,
quizás amordazados
por labios incruentos.

Por labios que suspiran
y ocultan los "te quiero",
los muerden y murmuran
y ocultan en su pecho.

Aquella tarde triste
temblaron sí, mis dedos,
temblaron mis rodillas
y casi toqué el suelo.

Lloraron las estrellas
sus lágrimas de invierno,
rasgando las entrañas
de un nuevo firmamento.

Quedaron mis pupilas
absortas y no viendo,
mojadas por la lluvia
traída por el viento.

El aire de tus labios,
la brisa que deseo,
pasión irreverente,
en busca de mis besos.

¡Ay besos que suspiran
un tanto soñolientos,
en busca de otros labios
que vienen a tu puerto...!

Rafael Sánchez Ortega ©
17/07/14

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