UN LICOR...


Un licor beberé de tus labios
que me llene de miel y de jara,
que refresque y alivie mi pecho
y a mi alma de brumas amargas.

Porque quiero en tus labios temblando
rezumar el almíbar sin pausa,
de esa dulce bebida gloriosa
con que embriaga el candor a las almas.

Y serás la que mira la estrella,
la que baila en las ondas de plata,
la que busca a la luna en silencio
y en las aguas tranquilas se baña.

¡Cuánta nota dejaban las olas
con rumores de música sacra!,
¡Cuántos dulces arpegios perdidos
se estiraban así por la playa!

Pero el hombre perdido en la noche,
el poeta de estrofas extrañas,
el amante sincero y silente,
no podía ocultar tantas lágrimas.

Y te amaba mi amor, en silencio,
y sentía a la vez tus palabras,
que llegaban también con caricias
y con besos cubiertos de nácar.

Y te amaba temblando y nervioso
musitando, su lengua temprana,
esas letras que llevan tu nombre
con su voz tan serena y tan clara.

Porque amaba también tu figura,
la hermosura sutil de tu cara,
y a ese pecho que late sin freno
y que busca romper sus amarras.

"...Un licor beberé de tus labios
si tú quieres que embriague mi alma,
para amarte quizás, para siempre,
y entregarte el amor que me embarga..."

Rafael Sánchez Ortega ©
03 y 14/07/14

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