BUSQUÉ TU ADIÓS, EN UNA DESPEDIDA...
Busqué tu adiós, en una despedida,
y me encontré la risa de tus labios,
tenía la frescura cristalina
y la ilusión que emana de los astros.
No pude comprender tanta alegría,
en medio del dolor y de aquel fango,
si acaso adivinar, tras la neblina,
tu rostro singular y muy cansado.
Pero encontré el abrazo de la brisa
y un frío muy intenso, y sin pensarlo,
crucé al otro lado, de esa orilla,
donde el agua se funde con el barro.
Entonces comprendí lo que es la vida,
mezclada con dolor y con el llanto,
con tenues claroscuros de alegría
y cielos mortecinos y morados.
Busqué tu adiós, temblando por las prisas,
y me ofreciste tu pañuelo blanco,
para secar mis labios con caricias
y llevarte mis besos de regalo.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/06/14
y me encontré la risa de tus labios,
tenía la frescura cristalina
y la ilusión que emana de los astros.
No pude comprender tanta alegría,
en medio del dolor y de aquel fango,
si acaso adivinar, tras la neblina,
tu rostro singular y muy cansado.
Pero encontré el abrazo de la brisa
y un frío muy intenso, y sin pensarlo,
crucé al otro lado, de esa orilla,
donde el agua se funde con el barro.
Entonces comprendí lo que es la vida,
mezclada con dolor y con el llanto,
con tenues claroscuros de alegría
y cielos mortecinos y morados.
Busqué tu adiós, temblando por las prisas,
y me ofreciste tu pañuelo blanco,
para secar mis labios con caricias
y llevarte mis besos de regalo.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/06/14
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