PERSEGUÍA MARIPOSAS...
Perseguía mariposas en la playa
y sirenas de aguadulce en los jardines,
eran sueños sin sentido de un pasado
y un futuro juvenil en sus abriles.
Primavera muy fogosa que, en las venas,
saturaba los estudios y latines,
apagando la llamada de los libros
por los besos y el amor en sus raíces.
Eran horas de quietud y esparcimiento,
escuchando los gorriones con su timbre,
esa voz tan persistente y tan canora
que elevaba los sentidos más humildes.
Él sentía todo aquello en sus entrañas,
disfrutaba con las bromas y los chistes,
con el cielo juguetón y con sus nubes
y el abrazo de los mares tan sensible.
Perseguía mariposas con sus canas,
en un mundo del invierno y sin violines,
era un hombre con su pelo encanecido
que arrastraba los achaques de los buitres.
Esos años y el pasado no perdonan,
son eternas sensaciones y rubíes,
melodías que desgranan las estrellas,
ante el tiempo que nos hace más ruines.
Paradojas de una vida que se acaba,
sensaciones agridulces muy febriles,
el recuento de los días y el pasado
de vivencias en recreos y pupitres.
Es el tiempo que consume sus minutos,
las tremendas marejadas con sus crines,
los azotes de los vientos del oeste
y la nieve con sus copos tan sublimes.
"...Perseguía mariposas en el alma,
con los sueños caducados e infantiles,
aquel viejo luchador de mil poemas
con sus versos de cartón y sin hollines..."
Rafael Sánchez Ortega ©
17/02/15
y sirenas de aguadulce en los jardines,
eran sueños sin sentido de un pasado
y un futuro juvenil en sus abriles.
Primavera muy fogosa que, en las venas,
saturaba los estudios y latines,
apagando la llamada de los libros
por los besos y el amor en sus raíces.
Eran horas de quietud y esparcimiento,
escuchando los gorriones con su timbre,
esa voz tan persistente y tan canora
que elevaba los sentidos más humildes.
Él sentía todo aquello en sus entrañas,
disfrutaba con las bromas y los chistes,
con el cielo juguetón y con sus nubes
y el abrazo de los mares tan sensible.
Perseguía mariposas con sus canas,
en un mundo del invierno y sin violines,
era un hombre con su pelo encanecido
que arrastraba los achaques de los buitres.
Esos años y el pasado no perdonan,
son eternas sensaciones y rubíes,
melodías que desgranan las estrellas,
ante el tiempo que nos hace más ruines.
Paradojas de una vida que se acaba,
sensaciones agridulces muy febriles,
el recuento de los días y el pasado
de vivencias en recreos y pupitres.
Es el tiempo que consume sus minutos,
las tremendas marejadas con sus crines,
los azotes de los vientos del oeste
y la nieve con sus copos tan sublimes.
"...Perseguía mariposas en el alma,
con los sueños caducados e infantiles,
aquel viejo luchador de mil poemas
con sus versos de cartón y sin hollines..."
Rafael Sánchez Ortega ©
17/02/15
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