TE FUISTE CAPITÁN...
Te fuiste capitán, y tu trainera,
quedó muy solitaria en aquel puerto,
tan solo las gaviotas, que pasaban,
dejaban un saludo con su vuelo.
Las "sulas", bajo el puente, te lloraron,
las redes se quedaron con los versos,
los días y las horas transcurridos
volvían, en recuerdos, como un eco.
Te veo paseando por el muelle
con traje de Mahón y tan sereno,
que nada presagiaba tu partida
y menos un suspiro de lo eterno.
La vida tiene extrañas paradojas
y todo se resume como un cuento,
relatos de dolor y de alegría
y estrofas de poemas que leemos.
Te fuiste una mañana de verano,
muy lejos, a remar por esos cielos,
quizás para encontrar otras especies
de peces y comida para el cuerpo.
Es dura profesión la del marino
que lucha contra el mar en su velero,
soporta temporales y galernas
y cruza los umbrales del infierno.
Su cuerpo está cubierto de salitre,
los ojos de leyendas y misterios,
las manos en los remos y toletes
y el alma con la vela y con el viento.
Son armas, de pescar, en la bahía,
la caña, el mediomundo y el espejo,
y todos tienen dedos artesanos
que cumplen su función en un momento.
"...Te fuiste marinero, sin palabras,
dejando tus recuerdos en un "cesto",
la boina singular y aquellas botas
que fueron singladura de otros tiempos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
18/07/15
quedó muy solitaria en aquel puerto,
tan solo las gaviotas, que pasaban,
dejaban un saludo con su vuelo.
Las "sulas", bajo el puente, te lloraron,
las redes se quedaron con los versos,
los días y las horas transcurridos
volvían, en recuerdos, como un eco.
Te veo paseando por el muelle
con traje de Mahón y tan sereno,
que nada presagiaba tu partida
y menos un suspiro de lo eterno.
La vida tiene extrañas paradojas
y todo se resume como un cuento,
relatos de dolor y de alegría
y estrofas de poemas que leemos.
Te fuiste una mañana de verano,
muy lejos, a remar por esos cielos,
quizás para encontrar otras especies
de peces y comida para el cuerpo.
Es dura profesión la del marino
que lucha contra el mar en su velero,
soporta temporales y galernas
y cruza los umbrales del infierno.
Su cuerpo está cubierto de salitre,
los ojos de leyendas y misterios,
las manos en los remos y toletes
y el alma con la vela y con el viento.
Son armas, de pescar, en la bahía,
la caña, el mediomundo y el espejo,
y todos tienen dedos artesanos
que cumplen su función en un momento.
"...Te fuiste marinero, sin palabras,
dejando tus recuerdos en un "cesto",
la boina singular y aquellas botas
que fueron singladura de otros tiempos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
18/07/15
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