TENGO TU CUERPO ESPOSADO...


Tengo tu cuerpo esposado
sin grilletes ni cadenas
y lo tengo, ante mis ojos,
en un lecho de violetas.

Con tus manos bien atadas
hay temblor en esa cuerda,
y en el lazo sinuoso
que te baja por las piernas.

Hay temblor en tu mirada
y en el cuerpo de sirena,
que me mira y me persigue
mientras soplo entre tus cejas.

Una nube te desnuda
y me ofreces tu melena,
con tu risa alborozada,
parlanchina y tan coqueta.

Tengo tu cuerpo esposado
y le escribo este poema,
recogiendo entre tus nalgas,
con mis dedos, estas letras.

Versos plagados de fuego
con metáfora de iglesia,
pero que son, simplemente,
esas llamas de la hoguera.

La que revive en el alma,
la que se quita la venda,
la que alimenta mis dedos
para buscar a tus venas.

Para sentirlas desnudas
a mi lado, en esta ofrenda,
con la sangre acelerada
y alimento del poeta.

"...Tengo tu cuerpo esposado
y tatuado en mi cabeza
porque te quiero de amante
y también de compañera..."

Rafael Sánchez Ortega ©
21/07/15

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