SE ABRIGARON, DE PRISA, LAS PALOMAS...


Se abrigaron, de prisa, las palomas,
y también se amarraron las traineras,
por el fuerte preludio que anunciaba
que llegaba, con fuerza, la galerna.

Unos cielos cubiertos de negrura,
unas nubes con plomo entre sus cejas,
unas olas rompiendo muy furiosas
y en la playa dejando su violencia.

Se retiran las mesas y las sillas
del lugar que ocupaban en la acera,
y también se recogen los tendales
de la ropa secando y que flamea.

Son momentos de prisas y de nervios,
nadie quiere perderse unas monedas,
por dejar, confiado, sus haberes
al albur de los vientos que nos llegan.

Pero vuelvo, de nuevo, a las palomas
y hasta admiro su vida tan casera,
ya que van mendigando unas migajas
tras la sombra del hombre y de sus huellas.

Ahora buscan aleros y tejados,
ventanales que aguanten las tormentas,
ya que el viento que sopla va en aumento
y la lluvia que llora está muy cerca.

Con la proa y la popa bien ceñidas
la trainera descansa en las arenas,
a pesar de la música sin nombre
de ese viento que impulsa las mareas.

Ella está bien curtida por los años,
ya ha sufrido otras veces la violencia
de aguantar los furiosos temporales
y de ser redentora de mil penas.

"...Se abrigaron, de prisa, las palomas
y quedé admirando como vuelan,
hasta ver la trainera, que amarrada
suplicaba a los cielos su clemencia..."

Rafael Sánchez Ortega ©
19/11/16

No hay comentarios: