DESPIERTA CORAZÓN...
Despierta corazón no te me duermas,
recuerda que la vida continúa,
existe mucha sangre acalorada
pidiendo los latidos de la luna.
Hay gatos que se suben al tejado
y hay otros que persiguen a tortugas,
los unos se relamen y no piensan,
los otros se tropiezan con las urnas.
Pero es el corazón el que domina
el dulce parpadear con que bascula,
el ritmo trepidante de los días
que acaban cuando cantan las lechuzas.
Los árboles del parque están dormidos,
las luces amarillas no deslumbran,
parece que los perros ya no ladran
tampoco ya molestan las basuras.
De nuevo el corazón da un sobresalto
y busca por la cama la figura,
la eterna sucesión de las colinas
y el valle y el vergel hacia la gruta.
Etílico rubor el de las moscas,
por culpa de volar hacia las uvas,
se calman una sed inexistente
y luego nos atacan corajudas.
Pero éste corazón que está latiendo
precisa los encantos de la luna,
y debe de temblar como los niños
que buscan las estrellas con su lupa.
No quedan elefantes en los circos,
las jaulas se han cerrado una a una,
tampoco los leones y jirafas
que vieron liberada su tortura.
"...Despierta corazón, te quiero fresco,
deseo que me guíes en la bruma,
condúceme hasta el mar que tanto ansío
y en él me dormiré, como en mi cuna..."
Rafael Sánchez Ortega ©
02/03/17
recuerda que la vida continúa,
existe mucha sangre acalorada
pidiendo los latidos de la luna.
Hay gatos que se suben al tejado
y hay otros que persiguen a tortugas,
los unos se relamen y no piensan,
los otros se tropiezan con las urnas.
Pero es el corazón el que domina
el dulce parpadear con que bascula,
el ritmo trepidante de los días
que acaban cuando cantan las lechuzas.
Los árboles del parque están dormidos,
las luces amarillas no deslumbran,
parece que los perros ya no ladran
tampoco ya molestan las basuras.
De nuevo el corazón da un sobresalto
y busca por la cama la figura,
la eterna sucesión de las colinas
y el valle y el vergel hacia la gruta.
Etílico rubor el de las moscas,
por culpa de volar hacia las uvas,
se calman una sed inexistente
y luego nos atacan corajudas.
Pero éste corazón que está latiendo
precisa los encantos de la luna,
y debe de temblar como los niños
que buscan las estrellas con su lupa.
No quedan elefantes en los circos,
las jaulas se han cerrado una a una,
tampoco los leones y jirafas
que vieron liberada su tortura.
"...Despierta corazón, te quiero fresco,
deseo que me guíes en la bruma,
condúceme hasta el mar que tanto ansío
y en él me dormiré, como en mi cuna..."
Rafael Sánchez Ortega ©
02/03/17
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