HAY ABRAZOS...
Hay abrazos que aprietan como un lazo
hay caricias que son de mantequilla,
hay ternura que sube hasta la luna
y hay, también, en la vida poesía.
Pero siempre buscamos diferente
y es la vida una caja de cerillas,
un jardín invadido por verdín
y una guinda en el cielo de Manila.
Caminamos, llevando entre las manos,
la sonrisa que andaba perseguida,
la ilusión del juglar, en un jarrón,
y en los hombros, tranquila, la mochila.
En la noche, serena, las estrellas,
nos transmiten su risa con la brisa,
y en el campo de trigo, muy tranquilo,
contonea la espiga sorprendida.
Una voz nos reclama en la distancia,
una nota de artista sin arista,
un clavel contenido en un papel
y la punta tan fina de una ortiga.
Y esa voz que retumba, de ultratumba,
es también margarita en la pupila,
y es el viento llegado con el eco
devolviendo una risa a la bombilla.
No sé bien si los mares son altares,
si las olas suspiran y se agitan,
si ya vienen sirenas mañaneras
a buscar las barquías de la ría.
Pero sé que los hombres son grandotes
y que tienen perilla en la mejilla,
y los niños persiguen, y no elijen,
a la nube con tinta y fantasía.
"...Hay abrazos que son como garbanzos
y sonrisas que esconden calderilla,
pero creo que el hombre, como el pobre,
bien precisa la rosa sin herida..."
Rafael Sánchez Ortega ©
07/03/17
hay caricias que son de mantequilla,
hay ternura que sube hasta la luna
y hay, también, en la vida poesía.
Pero siempre buscamos diferente
y es la vida una caja de cerillas,
un jardín invadido por verdín
y una guinda en el cielo de Manila.
Caminamos, llevando entre las manos,
la sonrisa que andaba perseguida,
la ilusión del juglar, en un jarrón,
y en los hombros, tranquila, la mochila.
En la noche, serena, las estrellas,
nos transmiten su risa con la brisa,
y en el campo de trigo, muy tranquilo,
contonea la espiga sorprendida.
Una voz nos reclama en la distancia,
una nota de artista sin arista,
un clavel contenido en un papel
y la punta tan fina de una ortiga.
Y esa voz que retumba, de ultratumba,
es también margarita en la pupila,
y es el viento llegado con el eco
devolviendo una risa a la bombilla.
No sé bien si los mares son altares,
si las olas suspiran y se agitan,
si ya vienen sirenas mañaneras
a buscar las barquías de la ría.
Pero sé que los hombres son grandotes
y que tienen perilla en la mejilla,
y los niños persiguen, y no elijen,
a la nube con tinta y fantasía.
"...Hay abrazos que son como garbanzos
y sonrisas que esconden calderilla,
pero creo que el hombre, como el pobre,
bien precisa la rosa sin herida..."
Rafael Sánchez Ortega ©
07/03/17
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