CUANDO PASEN LOS AÑOS...
Cuando pasen los años,
¿qué pensarás leyendo mis poemas?...
Sonrío al hacerme esta pregunta
porque sé que quizás nunca los leas,
y que sean para ti solo un estorbo,
unas frases sin rumbo ni sentido
que salieron de una pluma que no aprecias,
porque eres exigente en demasía
y además no te dicen ni reclama
el contenido de mis versos.
Sin embargo vengo a ellos desnudado,
con el alma transparente y entregada,
no quiero que ignores lo que tengo,
mis defectos y virtudes,
no quiero ocultarte, y que no sepas,
lo que existe detrás de mis espejos;
esa luna gastada y fragmentada
que devuelve los versos derrotados de mi pecho,
los suspiros ahogados en el alma,
los susurros sin pausa de las venas...
Es posible que no leas estos versos
ni tampoco mis rimas y poemas,
porque sé que tu miedo y prepotencia te lo impide.
Tienes miedo a enfrentarte con mis letras
y a que ellas te miren y desnuden,
a que aflore la voz de tu conciencia,
a que sientas aquello que negaste,
a que salga de nuevo tu palabra y murmure
mi nombre entre tus labios, sin quererlo.
Más también hay en ti la prepotencia que citaba,
y lo sé porque tú me lo contaste hace tiempo.
Tú no quieres que lleguen mis poemas a tu lado,
y no quieres leer y compararlos con los tuyos,
tienes miedo a la rima que contienen,
cuando yo, para nada he reparado en ese aspecto.
Es otoño, y me pregunto
¿qué pensarás si un día va a tus manos mis poemas?
Es posible que los mandes a paseo,
que te inciten a la burla y a la risa,
(no me importa),
tengo tiempo de volver sobre mis pasos,
retirarme a los cuarteles del invierno,
enjuagar cuantos sollozos me desborden
y mirar, con tu recuerdo, las estrellas.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/06/12
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