EN LOS DÍAS DE LLUVIA...
En los días de lluvia
yo despliego el paraguas,
y transito sin miedo
por las calles y plazas,
por los parques mojados
donde duermen las hayas,
encogidas y tristes
por la lluvia en sus ramas.
En los días de lluvia
yo me acerco a tu alma,
y la siento tan cerca
que susurra y me habla,
y me cuenta en silencio
soliloquios que emanan
de tu pecho tan lindo
que suspira y reclama.
En los días de lluvia
hasta el cielo se apaga,
y los claros azules
con las nubes se tapan,
y se quedan los niños
compungidos y en casa
sin bajar a la calle
a jugar a las tabas.
En los días de lluvia
yo te llevo a la cama
el café y las galletas
que precisas con ganas,
y me llevo tus ojos
y también tu mirada,
con el brillo divino
de la luz que me mandas.
En los días de lluvia
me abandono en tu falda
mientras cierro los ojos
y acaricio tu cara;
se estremece tu cuello
y tus senos se alzan,
al sentir a mis dedos
desnudarte con ansia.
En los días de lluvia
yo no sé lo que pasa
pues mis manos desean
recorrerte sin pausa,
desde el cuello hasta el hombro
y bajar por tu espalda,
y llegar a tu sexo
a la gruta encantada.
En los días de lluvia
tú sonríes y abrazas
a mi cuerpo desnudo
a mi alma que clama,
porque quieres mi sexo
y la eterna llegada,
a pesar del silencio,
del vacío y la nada.
"...En los días de lluvia,
nuestros cuerpos se atrapan,
en el juego divino
del amor sin palabras..."
Rafael Sánchez Ortega ©
09/06/12
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