REMINISCENCIAS IV



IV

De momento contengo los sollozos
y trato de evadirme en la montaña
de mi vida,
aunque sé que acabaré cerrando
las pupilas abrasadas por la brisa.

Hay un mundo anterior con unas cumbres.
Es una especie de paréntesis
que marca y delimita el porvenir
y la esperanza.

Porque hubo un tiempo diferente
en que buscaba la silueta definida,
por el día,
y la sombra irreverente,
por la noche,
con la cara de cristal de aquella Ninfa
que guiaba mi destino.

Y en estas cumbres yo me encuentro,
deshojando margaritas,
mientras el reloj sigue su marcha
y otro mundo real, en el que vivo,
trata de reanimarme en sus latidos,
de llevarme a tierra firme
y acercarme hasta la playa,
donde un día se durmieron
tantos sueños infantiles,
acunados por las olas.

Rafael Sánchez Ortega ©
12/04/14

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