LA ESENCIA DE TU CUERPO...
La esencia de tu cuerpo es seductora,
me dije aquella tarde sin pensarlo,
estábamos los dos en el paseo
cogidos dulcemente de la mano.
Las yemas de tus dedos eran suaves,
sedosas e impacientes como el nardo,
que cerca se movía con la brisa
y el viento del nordeste tan airado.
Tus pies, que caminaban lentamente,
andaban el sendero paso a paso,
seguían a los míos en su ritmo,
sin pausas e impulsando los zapatos.
Sentía tu mirada tan ardiente
y el brillo de tus ojos sin recato,
buscando en mi pupila la respuesta,
la frase que dijera "yo te amo".
La esencia de tu cuerpo es seductora,
decía silencioso con mis labios,
los mismos que besaban a los tuyos
después de acariciarlos largo rato.
Quería que sintieras mis latidos
y luego retenerte en un abrazo,
saciarme de tus senos sugerentes
y luego descansar en aquel banco.
Un banco que se hallaba en la ribera
quizás a las parejas esperando,
un nido en que escaparse de la vida
y hacer de esos minutos un regalo.
Por eso nos amamos largamente,
así como vibraron nuestras manos,
buscando los rincones más ocultos
sin margen de elección en el espacio.
"...La esencia de tu cuerpo es seductora,
te dije en aquel acto y ya temblando,
te amo vida mía, no lo niego,
y espero que me creas sin dudarlo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
27/03/14
me dije aquella tarde sin pensarlo,
estábamos los dos en el paseo
cogidos dulcemente de la mano.
Las yemas de tus dedos eran suaves,
sedosas e impacientes como el nardo,
que cerca se movía con la brisa
y el viento del nordeste tan airado.
Tus pies, que caminaban lentamente,
andaban el sendero paso a paso,
seguían a los míos en su ritmo,
sin pausas e impulsando los zapatos.
Sentía tu mirada tan ardiente
y el brillo de tus ojos sin recato,
buscando en mi pupila la respuesta,
la frase que dijera "yo te amo".
La esencia de tu cuerpo es seductora,
decía silencioso con mis labios,
los mismos que besaban a los tuyos
después de acariciarlos largo rato.
Quería que sintieras mis latidos
y luego retenerte en un abrazo,
saciarme de tus senos sugerentes
y luego descansar en aquel banco.
Un banco que se hallaba en la ribera
quizás a las parejas esperando,
un nido en que escaparse de la vida
y hacer de esos minutos un regalo.
Por eso nos amamos largamente,
así como vibraron nuestras manos,
buscando los rincones más ocultos
sin margen de elección en el espacio.
"...La esencia de tu cuerpo es seductora,
te dije en aquel acto y ya temblando,
te amo vida mía, no lo niego,
y espero que me creas sin dudarlo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
27/03/14
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