¡AY CAJITA MUSICAL...!
¡Ay cajita musical!,
metafórica quimera,
la que guarda tantas notas
con mil sueños en sus cejas.
No te creas que me olvido
de tu música sincera,
cual suspiro de las arpas
por la mano tan traviesa.
No te olvido ni me olvido
de la eterna primavera,
de rosarios y de besos
en la puerta de la iglesia.
¡Ay cajita musical!,
¿dónde queda tu madera?,
aquel ébano precioso
tan sutil como la seda.
¿Dónde está la figurita
que bailaba tan señera,
en un lago de cristal
dando vueltas y más vueltas.
Quizás ya esté dormidita
en el alma que la lleva,
o quizás esté esperando
al otoño que se acerca.
¡Ay cajita musical!,
no te vayas, ten paciencia,
ven conmigo todavía
con tu música traviesa.
No te marches de mi lado,
ni te apartes de mi vera,
ven conmigo, te repito
a escuchar a las mareas.
Bajaremos a la playa
para hablar con las sirenas,
y bailar con las gaviotas
en su vuelo sin fronteras.
¡Ay cajita musical
que secuestras a mis venas,
cajita de terciopelo
de mi sangre roja y negra!
Sé tú el líquido preciado,
domadora de galernas,
el arcón de los misterios
de las hadas y doncellas.
Pero sé, si tú lo quieres,
el guardián de mi tristeza,
de mis risas y alegrías
y mi amante verdadera.
¡Ay cajita musical,
que quisiste ser conciencia,
sé tu ahora simplemente
la ilusión de mis poemas.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/08/12
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