ERA UNA NIÑA PECOSA...
("...Era una vez una niña mirando a la luna
y era una vez una luna mirando a la tierra,
pero la niña miraba y miraba, soñando,
a que la luna le diera ese beso que espera..."
R.S.O.)
Era una niña pecosa,
una niñita cualquiera,
una niña chiquitita
bajo la luna coqueta.
A la luna remiraban
las pupilas tan traviesas,
de los ojitos divinos
escondidos tras sus cejas.
Y la luna complacida
se sentía muy contenta,
y a la niña devolvía
su mirada y su presencia.
La mirada de la luna
con la luz de las estrellas,
la presencia plateada
que en el lago se refleja.
Pero la niña esperaba,
en sus sueños de princesa,
a ese beso de la luna
en la noche tan serena.
Y la luna suspirando
dejó un beso como prenda,
en la frente de la niña,
y en el alma que la sueña.
Sueña niña con la luna,
¡sueña y sueña aunque te duermas!,
pues la luna te vigila
desde el cielo con paciencia.
¡Ay lunita, bella luna,
que suspiran en la tierra,
tantos hombres y mujeres
que han perdido la inocencia!
Tú, bien sabes, que en el fondo,
la niñez es lo que cuenta,
y son niños esos hombres
y mujeres que te esperan.
Son pequeños revoltosos,
con el alma de poetas,
querubines, mariposas
que te escriben y te anhelan.
"...Era una niña pecosa
y una lunita lunera,
soñadora era la niña
de una luna que la vela..."
Rafael Sánchez Ortega ©
04/08/12
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