MIRABAS A LOS CIELOS SORPRENDIDA...


Mirabas a los cielos sorprendida
en medio de los bosques de las hadas,
llevabas un vestido sugerente
y el cáliz, en tus senos, se notaba.


Al verte me detuvo tu silueta,
y quise preguntarte con palabras,
qué hacías en la noche y en el bosque
mirando cuando el frío te acechaba.´


Más algo me contuvo en la pregunta
quedando enmudecida en la garganta,
de pronto contemplé, como a tu lado,
estaba silenciosa una guitarra.


Sus cuerdas descansaban dulcemente
igual que mariposas en la nada,
querían una mano tan hermosa
que fuera con temblor a acariciarlas.


Tus ojos perseguían en la noche
cometas con estrellas embrujadas,
y atentas las lechuzas te seguían
con notas de los robles y las hayas.


¡Qué bella conjunción la de tu sueño,
y bello amanecer llegando el alba!
¡tenías el semblante tan divino
con ojos muy morenos de gitana!


Miraba sorprendido la figura
y el cuerpo juvenil que allí se hallaba,
el bosque parecía como un cuento
surgido de un poema de quien ama.


Caían unas hojas de los árboles
en medio de la paz y la bonanza,
suspiros enviados por los dioses
queriendo acariciarnos con su calma.


Mirabas sin parar hacia los cielos
mirando, sin mirar, tan hechizada,
que sólo se escuchaban los murmullos
del río, que a su paso nos dejaba.


Temblaban las estrellas en la noche,
dejando el resplandor en tu mirada,
susurros de los dioses a tus ojos
y un beso con amor para tu alma.


Rafael Sánchez Ortega ©
05/08/12

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