HAY LÁGRIMAS BENDITAS DE LOS ÁNGELES...


Hay lágrimas benditas de los ángeles
que bajan de los cielos con la lluvia,
y muchas nos resbalan por la cara
y siguen hasta el suelo sin preguntas.


Recuerdo que de niño, muchas veces,
miraba las estrellas diminutas,
y ansiado comtemplaba su lenguaje
de guiños y palabras con dulzura.


Recuerdo a las viejitas en la puerta
tejiendo la calceta en la penumbra,
hablaban con los dedos de sus manos
que hacían filigranas y costuras.


No sé los pormenores del hechizo
ni cuando comenzaron las lecturas,
los ojos que miraban a mis ojos
buscando las estrellas una a una.


De pronto comprendí que aquella infancia
llegaba a su final sin una excusa,
llegaba, sin proceso selectivo,
en el tiempo preciso y sin disculpa.


Entonces se escucharon los aplausos,
vinieron los halagos con facturas,
palabras repetidas y plagiadas,
palmadas de personas en ayunas.


No quise resignarme a los retales,
las sobras del pastel de tanta gula,
y quise caminar hacia el destierro
desnudo y con mis versos sin censura.


De nuevo se me vino a la cabeza
la escena retenida en la laguna,
las ranas, sin orquesta y, con su canto,
el río con su voz en la espesura.

Y arriba, bajo el cielo azul oscuro,
estrellas por doquier junto a la luna,
y abajo, en la cabaña de pastores,
un porche, una linterna y una pluma.


Recuerdos que venían a la mente,
poemas que surgían de la bruma,
en versos con la tinta nacarada
y plena libertad en su lectura.


"...Hay lágrimas benditas de los ángeles
que llegan a las almas más adultas,
entonces se recobran los momentos
de infancia, de candor y de ternura..."


Rafael Sánchez Ortega ©
11/08/12

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