AUNQUE DORMITEN LOS CIELOS...

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Aunque dormiten los cielos
yo buscaré las estrellas,
y seguiré día y noche
aunque el cansancio me venza.

Yo buscaré los caminos
y las quebradas veredas,
para seguir con mis pasos
y continuar tras tus huellas.

Sé que es muy largo el camino
y que está lejos la meta,
pero persigo el empeño
de conseguir tu presencia.

Para mirarte a los ojos,
para sentir tu belleza,
para temblar como un niño
ante su hermosa princesa.

Aunque dormiten los cielos
quiero soñar a su vera,
con los luceros temblando
y los fugaces cometas.

Para mirar sus reflejos
y contemplar su belleza,
dentro del marco y ensueño
que nos promete la estela.

Lucen los faros del cielo,
luce el fanal en la tierra,
en la atalaya sin nombre,
mientras da vueltas y vueltas.

Dicen los viejos marinos
que hay que vencer las galernas,
pero remando profundo
para escapar de su presa.

Aunque dormiten los cielos
yo remaré con más fuerza,
mientras rechinan toletes
y hasta la espalda protesta.

Debo llegar a la barra
para cubrir la trainera,
y descansar del esfuerzo
y baldear la cubierta.

Luego, tras breve descanso
continuaré a La Barquera,
para rezar una Salve
y estremecerme de veras.

Tú esperarás en el puerto
con tu carita morena,
el corazón en un puño
y con tu lágrima atenta.

"...Aunque dormiten los cielos
yo llegaré hasta tu puerta,
para robar de tus labios
esa gotita que cuelga..."

Rafael Sánchez Ortega ©
28/02/13

ME GUSTARÍA...

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Me gustaría verte y que no me vieras,
mientras escuchabas esa música que dices,
y te ibas resbalando en el sillón,
medio acurrucada y buscando el calor del brasero.

Me gustaría ver como cerrabas los ojos,
como temblaban tus labios con la llegada
de la brisa nocturna,
como se muovía tu pecho en la resaca
de tu respiración,
como tus manos buscaban, impacientes,
la cajetilla de tabaco
y como más tarde, tus dedos,
jugueteaban con tu pelo,
mientras la sonrisa seguía aflorando
en tus labios
en un sueño irrepetible.

Me gustaría hablarte sin palabras en esta hora,
decirte muchas cosas imprevistas,
contarte de los bosques y los ríos,
de aquel monasterio de Santo Toribio
en el Valle de Liébana,
del Palacio de la Magdalena en la
península encantada que lleva su nombre,
me gustaría perseguir a la luna y las estrellas,
llevarte a esos lugares de ensueño
y pasear de la mano, con el tiempo detenido,
mientras te iba explicando todo aquello
que, a tu alrededor, aparecía y desaparecía,
como por encanto, deslumbrando tus pupilas.

Me gustaría escuchar tu voz y tus palabras
en esas preguntas interminables,
que seguro me harías,
y también me gustaría escuchar tu silencio
y los latidos de tu corazón
en un galope desenfrenado
mientras mi oído y mis labios
se acercaban a tu seno.

Me gustaría poder mirarte a los ojos
y pronunciar tu nombre varias veces
y decirte que te amaba y te quería,
para ver parpadear los tuyos y decirte que si,
que no era un sueño la figura que tenías a tu lado,
ni las manos que tomaban las tuyas,
ni los ojos que se veían reflejados en tus ojos,
ni el olor de aquel cuerpo junto al tuyo,
ni el dolor que se extendía por tu costado,
al escuchar la voz que te decía esas palabras...

...Yo tomaría tus manos, simplemente,
para llevarlas a mi pecho
para que se empaparan de la sangre y el amor
que afloraba en cada uno de los poros de la piel
y tomaría tus labios con mis labios,
en un beso profundo y sin límite de tiempo..."

Rafael Sánchez Ortega ©
27/02/13

AQUEL NUDO ME ATABA SIN REMEDIO...

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Aquel nudo me ataba sin remedio
y sentía que el aire me faltaba,
era un lazo invisible entre nosotros
con el sello pactado de dos almas.

Decidimos unir nuestros destinos
y soñar con estrellas muy lejanas,
pasear por senderos luminosos
y escalar a las cumbres tan nevadas.

No fue fácil andar por los caminos
soportando lloviznas y borrascas,
ni tampoco dormir sobre los campos
escapando de helechos y de escarchas.

Aguantamos furiosos vendavales
de un invierno dejando bofetadas,
en los vientos llegados con espinas
que marcaba sus besos en la cara.

Pero fuimos valientes en extremo
y avanzamos sin gritos ni palabras,
a pesar de saber nuestras carencias
y ese miedo nacido en las entrañas.

Yo quería ofrecerte las estrellas
y secar esa perla sonrosada,
que con miedo escapaba de tus ojos
y mis labios temblando restañaban.

Tú querías frenar a los latidos
de aquel pecho que ardía entre las llamas,
y saciar a los labios ambiciosos
de la sed por tus senos soportada.

Y pactamos la tregua y el silencio
con la luna en Notario de aquel acta,
fue un instante del todo irreverente,
al firmar todo aquello ante la nada.

"...Aquel nudo me ataba sin remedio
a una vida sumida en la desgracia,
y entendí que los lazos, sí se rompen,
es por alguien que quieres y a quien amas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
27/02/13

POR UN MOMENTO CREÍ...

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Por un momento creí
que estabas enamorada,
que sentías en tu pecho
lo mismo que yo en el alma.

Y lo sentí tan profundo
que me faltaron palabras,
las mismas que te sobraron
para dejarme en la nada.

Era invierno y lo recuerdo,
te volvía para casa,
resguardada en un abrazo
y cruzábamos la plaza.

Una sombra en la alameda
se cruzó con nuestra marcha,
le miraste, con tus ojos,
y temblaron mis pestañas.

Fue un instante solamente,
una brisa y una ráfaga,
un cruel escalofrío
recorriéndome la espalda.

Y el abrazo consentido
se volvió desesperanza,
y la sombra en vil tormenta
desgarrando las entrañas.

Yo sentí que te perdía
y a la vez que te alejabas,
tras los pasos y figura
de una bruma encadenada.

Continuamos en la noche
caminando por las ramblas,
el silencio nos cubría
y su espada me cortaba.

Maldije entonces la hora
y las palabras negadas,
en que no supe decirte
lo que sentía y pensaba.

Confieso mi cobardía
y te dejé que volaras,
con tus sueños juveniles
hacia la rosa temprana.

No fui capaz de decirte
que te quería y amaba,
y de gritarlo a los vientos
y a todo el mundo a la cara.

Ni fui capaz de mirarte
y preguntar si me amabas,
para obtener la respuesta
y defender esa causa.

"...Por un momento creí
que yo en tu pecho moraba,
más fueron sueños de niño
al escuchar una nana..."

Rafael Sánchez Ortega ©
26/02/13

CONFIESO QUE ME GUSTAN LOS POEMAS...

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(Veladamente se hace mención a diversos poetas: Bécquer, Espronceda, Machado, Hnos. Alvárez Quintero, Darío, Hierro en las estrofas segunda a séptima, mientras que en las otras es la propia imaginación del autor, (o su realidad), la que queda plasmada en las mismas).
 

Confieso que me gustan los poemas
que tratan del amor y de la vida,
los versos enlazados de las almas
que surgen con pasión y fantasía.

Recuerdo las lecturas juveniles,
"gorriones escapando de las rimas",
volando por encima de balcones
por mano soñolienta del artista.

Recuerdo la canción de los piratas
y el barco que cortaba con su quilla,
las olas, que azotaban sus cañones,
las velas, la mesana y el vigía.

Recuerdo los cipreses junto al Duero
brotando de aquel alma malherida,
que amó, con el amor de los poetas,
versando en sus paseos cada día.

Recuerdo al caballero de la fuente,
la rosa temblorosa y tan sencilla,
el diálogo fugaz del jardinero
repleto de dulzura y de caricias.

Recuerdo la princesa tan lejana
buscando caracolas en la orilla,
los lirios que besaban a su pelo,
la espuma que sus huellas bendecía.

Recuerdo las preguntas sin palabras
surgidas en el bar y la machina,
y el vaso que negaba las respuestas,
la nada con su gran melancolía.

Recuerdo aquel muchacho, enamorado,
subiendo cada tarde a la capilla,
rezando, como rezan los creyentes,
pidiendo con fervor por quien quería.

Recuerdo aquel escrito vacilante
dejado con amor en la cuartilla,
tan sólo el corazón allí quedaba
del niño y el poeta que escribía.

"...Confieso que me gustan los poemas
y trato de leerlos entre líneas,
aspiro el sentimiento y el susurro
y siento estremecerse mi sonrisa..."

Rafael Sánchez Ortega ©
25/02/13

ES NOCHE CON ESTRELLAS TEMBLOROSAS...

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Es noche con estrellas temblorosas
y noche de un cometa que pasaba,
la noche de un invierno simplemente
mirada en el trasluz de la ventana.
 
Tenía las cuartillas muy dispersas
y estaban los suspiros en el alma,
quizás amodorrados por el sueño,
tan sólo contemplando la distancia.
 
De pronto se aceleran los sentidos
y suenan los violines y las arpas,
se mueven y alborotan los pianos
y rasgan, a lo lejos, las guitarras.
 
Es una sensación indescriptible
que llena, que acalora y que derrama,
la dulce melodía de la orquesta
guiada por batuta tan preclara.
 
Mis ojos se cerraron un momento
y vuelan más allá de las montañas,
persiguen ese mundo sin papeles
cubierto de ilusiones y algaradas.
 
Ya vuelan cormoranes por la costa
y vienen las gaviotas a la playa,
se asoman las alondras en sus nidos
y dan las buenas noches las cigarras.
 
Las sombras con su manto nos cobijan
y dejan mil caricias en la cara,
la brisa nos aturde con sus besos
en forma de impaciente enamorada.
 
Yo quiero que me robe ese cometa,
me cubra con su cola pura y clara,
me lleve al paraíso de los niños
perdido y olvidado con la infancia.
 
Y llega a nuestro lado en un segundo
y cruza por los cielos sin palabras,
llevando peticiones muy diversas
de tantos corazones sin mañanas.
 
Se quedan silenciosas las estrellas
y lloran en la noche con sus lágrimas,
sabiendo que el pedido de los niños
irá hasta los confines de la nada.
 
Y allí se perderá con tanta bruma
muriendo poco a poco la esperanza,
con sueños marchitados de poetas
y bellas margaritas desoladas.
 
"...Es noche con estrellas temblorosas
que salen, que susurran y que hablan,
y es noche de pedir por los deseos
al paso del cometa que se marcha..."
 
Rafael Sánchez Ortega ©
24/02/13

QUIZÁS TE CONTARÍA UN SUEÑO EN ESTA NOCHE...

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Quizás te contaría un sueño en esta noche,
un deseo, tal vez,
algo que me gustaría volver a hacer,
y que no sé si alguna vez hice
o viví en la realidad,
y si fue solamente el fruto de mi imaginación
quien creó todo aquello, simplemente.

Me gustaría vivir esa escena
en la que estuviera junto a la persona amada,
y la tuviera cerca, con sus manos en las mías,
pudiendo mirarla a los ojos y mirarme en ellos
para contemplar en su reflejo tembloroso
la salida de la luna y el naciente temblor
de las estrellas.

Me gustaría poder decirla en un susuro
que la quiero y que la amo
y besar a continuación sus ojos y sus labios
muy despacio,
para seguir luego a su frente y su cabello,
bajar a sus orejas y su cuello,
seguir por la garganta hasta sus hombros
y buscar allí, la curva sinuosa
y el camino de sus senos.

Me gustaría suspirar profundamente
y sentir el latir acelerado de mi corazón y el suyo
en una loca carrera de pasión y de deseo.

Me gustaría amar y entregar mis sentimientos
y recibir los suyos de igual forma,
para poder acariciar, y compartir, el cuerpo amado
sin límite de tiempo ni de urgencia.

En realidad me gustaría poder vivir este sueño,
que quizás, alguna vez,
sin darme cuenta, ya he vivido
sin saberlo.

Rafael Sánchez Ortega ©
23/02/13

TUS OJOS DESPEDÍAN A LA TARDE...

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Tus ojos despedían a la tarde
y yo te contemplaba en el silencio,
miraba como tú, en la distancia,
el dulce colorido del reflejo.

Buscaba la caricia de tus labios
y el suave escalofrío de tus besos,
tus manos, mientras tanto, entre mis manos,
sentían ese roce de mis dedos.

Y entonces nos quedamos sin palabras
envueltos en un halo de misterio,
quería ser tu amigo y ser tu amante
y hacerte la princesa de mis sueños.

Más tú, tan deliciosa, como siempre,
buscaste la caricia de mi pecho,
querías disfrutar de aquel instante
cerrando tus ojitos con esmero.

No sé que nos sacó de aquel letargo,
quizás la oscuridad o el mar violento,
llegando hasta la playa tan tranquila
con olas que extendían sus cabellos.

Te dije que te amaba, en ese instante,
y lo hice sin dudar, fue en un momento,
y tú me sonreíste con tus labios
llorando y confirmando mi deseo.

Y luego que se hablaron nuestras almas
dejamos desnudarse a nuestros cuerpos,
lo hicieron en silencio y temblorosas,
las manos que rozaron a los senos.

Más tarde nos metimos en el agua
buscando en el salitre el vil efecto,
la eterna maravilla que excitara
la sangre y la pasión de sus encierros.

Recuerdo que sonaron las sirenas,
los barcos regresaban hacia el puerto,
de lejos escuchamos sus motores
vibrando con sus cantos marineros.

Y entonces entendimos a los mares
la eterna algarabía del océano,
el verde y ceniciento añil marino
cual manto de otro mundo y sentimientos.

Cerramos nuestros ojos sin pensarlo
al aire y a la brisa, que en su beso,
dejaba en nuestros cuerpos mil suspiros
de lava y de caricias en su juego.

De pronto decidimos retirarnos,
volver a la ribera y el paseo,
unidas nuestras almas para siempre
y anclados nuestros besos por el fuego.

"...Tus ojos despedían a la tarde
y yo te contemplaba con anhelo,
miraba como tú, al horizonte
tan dulce, con su estampa, y tan sereno..."

Rafael Sánchez Ortega ©
23/02/13

EN LA CARTA, VIAJERA Y ARRUGADA...

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En la carta, viajera y arrugada,
se veía, tan solo, una misiva,
unas letras que hablaban ardorosas
relatando sucesos de la vida.

Yo leí la cuartilla con cuidado
y temblé con el roce de su tinta,
no sabía muy bien lo que pasaba
al sentir esa tela  envejecida.

Pues al fin, eran letras del pasado,
diminutos segundos y cortinas,
que mis ojos llorosos desvelaban
rebelando el misterio que tenían.

Y se hablaba en la misma de pasiones,
de promesas que fueron incumplidas,
y llevaban el sello inconfundible
del borrón con la lágrima furtiva.

Una mano pedía, en sus palabras,
la mirada sincera y las caricias,
y pedía también una respuesta,
y el abrazo callado de la encina.

Más el grito, quizás desesperado,
el susurro saliendo hacia la brisa,
era un canto de letras solamente
desgranado con pena en la cuartilla.

No quería seguir con la lectura,
ni saber los motivos de la herida,
eran letras escritas de hace tiempo
encontradas sin más en la buhardilla.

Pero había en las mismas algo extraño,
una triste cadencia conocida,
un arpegio flotando en mis oídos
y un adagio con forma de agonía.

Y al final entendí que eran mis letras,
un pasado cubierto de cenizas,
era el grito de un pecho enamorado
enviado, en la carta, de aquel día.

Ahora llega, con años de retraso,
y la encuentran de nuevo mis pupilas,
me pregunto si entonces fui sincero
y escribí todo aquello que sentía.

Y me digo que sí, mientras galopan,
los recuerdos añejos de mi vida,
al compás de resacas y mareas,
mientras corre la lágrima furtiva.

El invierno se pasa lentamente
y las hojas caducas se marchitan,
ya se anuncia una nueva primavera
y vendrán "las alegres golondrinas"

"...En la carta, viajera y arrugada,
se leían pasiones contenidas,
y se hablaba de amor, a cada instante,
y del labio y el beso que gemía..."

Rafael Sánchez Ortega ©
22/02/13

FRANCAMENTE, ME SIENTO DESOLADO...

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Francamente, me siento desolado,
y no sé que me dictan los sentidos,
es tener y matar, al mismo tiempo,
ilusiones tan solo por suspiros.
 
Me parece que sobran las palabras
como llantos que van a los escritos,
y quizás necesite, en esta noche,
una nota templada del rocío.
 
Esa gota que llegue hasta mis labios
y a mi pecho le arranque mil suspiros,
y le diga que no, que no me inquiete
y que mire a los cielos con alivio.
 
Porque existe en el mismo la esperanza
y el mañana será quizás distinto,
cuando pasen las nubes y tormenta
de este día tan triste que he tenido.
 
Necesito que venga a mi pupila
esa luz temblorosa con su brillo,
la que deja llorando las estrellas
y nos manda en un beso al infinito.
 
Es posible que ronden vagabundos
y que duerman al raso peregrinos,
y que canten cigarras en el campo
y el candor solo quede en el olvido.
 
Pero creo que en medio de esta crisis,
cuando lloran las rosas y los lirios,
cuando tiemblan las manos que suplican
la migaja de pan con el cariño,
es el tiempo en que debo rebelarme
y lanzar en mis versos este grito,
¡yo no quiero esta vida y sus secuelas,
ni la quiero tampoco en mis amigos!
 
Sólo quiero que el hombre se comporte
y que busque muy dentro lo que ha sido,
ese ser que jugaba por el parque
en un mundo completo y  muy distinto.
 
No sabía de credos y batallas,
ni de insultos y fieros enemigos,
compartía esos ratos tan sagrados
en el tiempo uniforme de los niños.
 
"...Francamente, me siento desolado,
y quizás ya no sepa lo que digo,
porque creo en un mundo diferente,
donde prime el respeto y el cariño..."
 
Rafael Sánchez Ortega ©
21/02/13

HOY VI...

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Hoy vi, mientras paseaba,
a los árboles callados,
estaban en los jardines,
soñolientos y cercanos.
 
En sus troncos temblorosos
se han posado muchas manos,
y otros dedos han escrito
poesías sin dudarlo.
 
Viejas citas soñolientas
de las tardes del verano,
viejos sueños y susurros
con suspiros olvidados.
 
Pero el árbol de la calle
es un álamo de tantos,
es la acacia en la alameda
y el ciprés de pelo largo.
 
Hoy vi, mientras sonreía
a los árboles hablando,
lo hacían de muchas formas
sin mover casi sus labios.
 
Y contaban los encuentros
de los niños con ancianos,
y de aquella algarabía
de los ojos tan cansados.
 
Porque niños y mayores
si se ven bajo los plátanos,
y se cuentan mil historias
que comparten con agrado.
 
Es por eso que los niños,
en el parque están a salvo,
y unos ojos les vigilan
silenciosos, en sus ratos.
 
Hoy vi, mientras me volvía,
a los árboles llorando,
y al mirarlos comprendí
el motivo de su llanto.
 
Eran necias las preguntas,
sin sentido para el árbol,
condenado de por vida
a ser fila y ser reclamo.
 
A estar lejos de los bosques,
en ciudades condenados,
a ser número en paseos
y a ser reos todo el año.
 
Porque el árbol tiene vida
necesita del abrazo,
y los mimos y el cariño 
de personas y de pájaros.
 
"...Hoy vi, mientras regresaba,
a los árboles rezando,
y lo hacían por los hombres,
y las dudas que sembraron..."
 
Rafael Sánchez Ortega ©
20/02/13

HASTA EL CANSANCIO, ME DICEN...

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Hasta el cansancio, me dicen,
que escribo mucho del mar,
y que mis versos contienen
ciertas gotitas de sal.

Quizás es mía la culpa
y no lo puedo evitar,
porque los sueños desbordan
gran cantidad de humedad.

Siento que todos los niños
quieren de veras jugar,
con las olitas que vienen
y las olitas que van.

Quieren también caballitos
con su castillo y juglar,
y un caballero que llegue
en su brioso alazán.

Porque los niños son niños
y ellos adoran el mar,
ven a los barcos que pasan,
luego los siguen detrás.

Van con la espuma y las olas
en remolino infernal,
cruzan los mares sin nombre
hasta dormirse sin más.

Porque el salitre en sus labios
es alimento y fanal,
es la linterna que guía
y es el farol de verdad.

Pienso, si llevo en la sangre,
cierto trocito de sal,
y si la misma es salmuera
yo no la quiero dejar.

Quiero que duerma mi alma
y que descanse ya en paz,
que no pregunten si un niño
sólo se acuerda del mar.

Porque los niños que sueñan
quieren sentir en su faz,
ese arañazo sin nombre
del tan temido huracán.

Mucho escucharon en casa
del vendaval tan fatal,
y ahora lo tienen encima
para saber lo que da.

Sopla sin más la galerna
como si fuera un puñal,
reman los bravos marinos,
doblan sus remos al mar.

"...Hasta el cansancio, me dicen,
que estoy loco y no doy más,
porque el mar es mi constante
y en mis versos siempre va..."

Rafael Sánchez Ortega ©
19/02/13

EN UNA HABITACIÓN ME HA SECUESTRADO...

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En una habitación me ha secuestrado
un lecho con recuerdos imborrables,
es una sensación que no controlo
y aviva los recuerdos con retales.

Se mezclan los fantasmas del pasado
con piezas de leyendas y saudades,
surgidas simplemente en las novelas
producto de mil sueños irreales.

Mas quiero doblegar estos grilletes,
volar en libertad hacia los mares,
subir hasta las cumbres ya nevadas,
cual ave soñadora por los aires.

Y luego volveré con el salitre
en busca de las rosas tan amables,
aquellas que temblaban a mi paso
y algunas se posaron en tu talle.

Yo quiero liberar estas cadenas
y ser el peregrino que te cante,
el hombre que te mira en las esquinas,
el niño que te llame por la calle.

Yo quiero simplemente ser tu amigo,
y luego si me admites ser tu amante,
el hombre que te vele por las noches,
y el niño que a tu risa la desarme.

Por eso mi locura va en aumento
y avivan sin cesar los temporales,
no para de azuzarme la galerna
y silban los oestes sus cantares.

Yo quiero que se abran las ventanas
y dejen, para mí, las claridades,
la luz con la sonrisa de tus labios,
la eterna medicina de mis males.

"...En una habitación me ha secuestrado
el tiempo y el reloj con sus verdades,
más debe su tic-tac, ponerse en marcha
abriendo un corazón sus ventanales..."

Rafael Sánchez Ortega ©
18/02/13

HE INTENTADO ASPIRAR TU PERFUME...

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He intentado aspirar tu perfume
a pesar de encontrarte muy lejos,
percibiendo el olor de lavanda
y la esencia que deja tu cuerpo.

Yo sé bien que no estás en presente,
que marchaste a vivir otros sueños,
y te fuiste desnuda y sin ropa
con el alma temblando de miedo.

Y por eso te siento lejana
y a la vez retrocedo en el tiempo,
mientras huelo la sábana amarga
que cubrió tu figura en el lecho.

Porque en ella quedó la alegría,
la ternura fugaz de tus senos,
y ese cuerpo que tuve en mis brazos
y mis labios cubrieron de besos.

Ya no lloran los dulces cipreses
aunque tienen aspecto de serios,
ni se escucha del mar la resaca
a pesar de que llega hasta el puerto.

Se han quedado las calles vacías
y la noche ha llegado a su encuentro,
hace frío y tiritan las almas
conteniendo pasión  y deseos.

Pero sigo intentando tenerte
aunque sea tan solo en recuerdo,
cual estrella fugaz, que en la noche,
se desliza llorando en el cielo.

¡Cuánta nota ha quedado en la cama
de la orquesta de abrazos y dedos,
arrancando la música ardiente
del amor, con pasión y jadeos!

"...He intentado aspirar tu perfume
y encontré sin querer los arpegios,
de aquel cuerpo divino, que antaño,
cautivó con su voz a mis sueños..."

Rafael Sánchez Ortega ©
17/02/03

FUI POR AGUA EN LA MAÑANA...

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(Gracias a la lectura del poema de Paty, cuya dirección recomiendo, surgieron los primeros versos del que ahora os dejo)

http://poesiasdepaty.blogspot.com.es/2013/02/fui-por-agua-al-estero.html


***

Fui por agua en la mañana
con nostalgia y en silencio,
esperando a ti encontrarte
impaciente de mis besos.

Pero nadie me esperaba
y en la fuente, mis anhelos,
se cambiaron por suspiros
y los besos por mis versos.

Y escribiéndote deprisa
se cumplieron mis deseos,
de calmar a los latidos
de este pecho soñoliento.

Fue un momento de esperanza,
de locura y devaneo,
de llevar la fantasía
hasta el mundo de los sueños.

Porque el agua de la fuente
está fría como el hielo,
y sosiega los ardores
y la sed de los desiertos.

Más los versos impacientes,
los que surgen de los dedos,
son susurros de las almas
que se mandan a los cielos.

Y se mandan sin remite,
dirección y hasta sin sello,
porque van en tantas letras
recogidas por el viento.

Ellas son como claveles,
o quizás como los pétalos,
de un jardín, que tembloroso,
se despierta en el invierno.

Retrocedo con mis pasos
y a la casa me regreso,
con la nota de nostalgia
y el silencio compañero.

Voy rumiando sensaciones
entre rimas y sonetos,
que nacieron sin pensarlo
por la niña que yo quiero.

Y quedaron en la fuente
los gorriones incompletos,
estos versos tan queridos
de la mano de su dueño.

Allí quedan cristalinas
tantas gotas y el cuaderno,
de las letras de mi sangre
que han nacido en un momento.

Quizás alguien las recoja
y se sienta prisionero,
quizás alguien las confunda
y las lleve hasta su lecho.

Es posible que así sea,
y hasta pienso en el suceso,
en los labios temblorosos
que palpiten con recelo.

Porque el agua confundida
llega bien de los neveros
y se mezcla en un poema
con los versos tan sedientos.

Corre y canta la fontana
con un ritmo plañidero,
y relaja las pasiones
que atenazan nuestros cuerpos.

"...Fui por agua en la mañana
y busqué entre los recuerdos,
fantasías y utopías,
en la fuente, sin saberlo..."

Rafael Sánchez Ortega ©
16/02/13

SILENCIABA SU VOZ EN LA GARGANTA...

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I

Silenciaba su voz en la garganta
y en su pecho se ahogaban los latidos,
porque afuera la tierra se atraganta
reprimiendo tristezas y gemidos.

El guerrero da un paso y se adelanta
intentando escuchar unos sonidos,
del rumor de la vida sacrosanta,
jubilosa y tan llena de ruidos.

Pero nada responde y le contesta
al deseo ferviente que requiere.

El silencio es el único aliado
y la nota vibrante de la orquesta.

Se pregunta el guerrero por qué muere
sin luchar y siquiera haber matado.

Rafael Sánchez Ortega ©
15/02/13

ES QUIZÁS CONSECUENCIAS DE LA VIDA...

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II

Es quizás consecuencia de la vida
el luchar entre causas sin mañana,
porque así es más difícil la partida
y encontrar la razón tras la ventana.

No le vale la sangre de la herida
por tomar una rosa tan lozana,
ni la espina, en silencio, convertida,
por razón de la herida tan lejana.

Necesita saber lo que no tiene
con respuestas exactas y precisas
y también, por qué muere exactamente.

Sabe bien todo aquello que entretiene,
como sabe de abrazos y sonrisas,
con aplausos y halagos de la gente.

Rafael Sánchez Ortega ©
15/02/13

MÁS PRECISA SABER DE SU EXISTENCIA...

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III

Más precisa saber de su existencia
de ese tiempo pasado y su futuro,
de ese mundo lejano, en la conciencia,
y del otro, cercano y tan oscuro.

Y por eso pregunta con urgencia,
por el lado sutil y tan impuro,
en qué pudo romperse la inocencia
de aquel niño soñando tan seguro.

Porque amar y soñar es algo eterno,
que alimenta, que calma y que sosiega
las preguntas inquietas de la infancia.

Más es justo que al hombre, en el invierno,
al guerrero que muere tras la entrega,
la verdad se le dé con elegancia.

Rafael Sánchez Ortega ©
15/02/13

POR UN SENDERO VIEJO...

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Por un sendero viejo,
cubierto de maleza
he vuelto tras mis pasos
en busca de otras huellas.

Confieso que he perdido
la luz y las promesas,
que un día me ofrecieron
la luna y las estrellas.

Ahora, sin un faro,
camino cual veleta,
sin brújula y destino
por mares y callejas.

Me encuentro muy cansado,
los párpados me pesan,
tan sólo quiero el agua
y un lecho en que me duerma.

Por un sendero viejo
regreso hasta la aldea,
de casas tan humildes
y muros con su hiedra.

Regresa el peregrino
en medio de la niebla,
después de muchos años,
con sombras y leyendas.

No existe Rocinante,
ni tengo Dulcinea,
ni nadie que me espere
rezando por mi ausencia.

Tan sólo me detengo
debajo de la higuera,
y llevo hasta la boca
un trozo de la breva.

Por un sendero viejo
me veo con mis piernas,
andando y levantando,
el polvo de la gleba.

Ya sé que los otoños
son causa de tristezas,
y sé que en los inviernos
la lluvia nos anega.

Más sé que tras la nieve
vendrá la primavera,
vendrán las margaritas,
las rosas y azucenas.

Y nuevas mariposas
vendrán por las veredas,
dejando en nuestras almas
los sueños e inocencia.

"...Por un sendero viejo
un hombre al fin, regresa,
y vuelve hasta su infancia
de versos y poemas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
14/02/13

LAS ROSAS DORMITAN...

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Las rosas dormitan en el jardín, gris
y oscuro, de este invierno
que se estira perezoso.

Hay una especie de pereza, en el ambiente,
que nos abraza y nos confunde
con sus caricias heladas.

Entonces una ráfaga de viento llega,
y con su beso, me devuelve a la realidad,
y la sigo, en su paseo, a través de la alameda.

Continúo por la plaza y el mercado
y me cuelo por las calles y portales.
Voy buscando tu cuerpo,
que no sé si ha bajado de casa,
y persigo tu aroma insistente
que me lleva a la tienda de al lado.
Y te veo comprando la leche y la fruta
y tomando la barra de pan de gallofa.
Entonces percibo el temblor de tu piel
cuando pasas delante del frigo.

Me pregunto a qué huele tu cuerpo despierto
y si tienen legañas tus ojos.

Me pregunto a qué saben tus besos
y si en ellos se esconde
el sabor del café que has tomado.

Yo no sé si el suspiro que dejas
es por mi o por las rosas,
y si luego le mandas al cielo
y le ruegas que siga,
y que busque, en silencio, esos ojos
que ansían los tuyos,
que vaya a los labios ardientes
y en ellos se funda en un dulce sueño,
que nunca termine, y en rosas
dormidas se acabe.

Rafael Sánchez Ortega ©
13/02/13

QUEDÉ MIRANDO LAS ROSAS...

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Quedé mirando las rosas
para ver como lucían,
extasiado en sus colores
y sus pétalos con vida.

Y escuché tan sorprendido
todo aquello que decían,
en rumores solamente
que mandaban a la brisa.

Eran cantos y dolores
en perfecta sintonía,
con susurros imprevistos
entre llantos y sonrisas.

Y sentí como mi pecho
sin querer se estremecía,
suspirando por las rosas
que me hablaban sin espinas.

Quedé mirando las rosas
en la tarde de aquel día,
escuchando sin palabras
a las rosas intranquilas.

Y me hablaron de los niños,
de pegasos y tranvías;
los juguetes caprichosos
portadores de delicias.

Y también de los ancianos
me contaron muchas citas,
de sus ratos en el parque
con palomas y miguitas.

Porque niños y mayores
son iguales de egoístas
y precisan el cariño
la palabra y la caricia.

Quedé mirando las rosas
un buen rato todavía,
y sus pétalos siguieron
desgranándome sus rimas.

Y me hablaron en silencio
del amor y poesía,
del amante apasionado
y doncellas perseguidas.

Y también de los ausentes
y de rosas ya marchitas,
con sus pétalos cubiertos
por los versos y la tinta.

Eran lindos los escritos
de promesas incumplidas,
y eran tantos esos sueños
que quedaron en la orilla...

"...Quedé mirando las rosas
y sus lágrimas furtivas,
y lloré mientras besaba
a una rosa malherida..."

Rafael Sánchez Ortega ©
13/02/13

HAY VECES QUE RECUERDO SUEÑOS ROTOS...

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Hay veces que recuerdo sueños rotos,
instantes de un pasado que está muerto,
momentos que quedaron en deriva
a espaldas de la nave en que navego.

Recuerdo atardeceres en la playa,
sentado y contemplando los veleros,
en una pasarela silenciosa
con múltiples colores en el cielo.

Recuerdo la figura que formaba
el alma juvenil de aquellos tiempos,
un cuerpo de princesa tan perfecta
callada y contemplando todo aquello.

Recuerdo los abrazos de la brisa,
el viento del nordeste con sus besos,
la huella inconfundible del salitre
mezclada con el yodo por su pelo.

Entonces yo buscaba tembloroso
la dulce fantasía de sus dedos,
que unidos se apoyaban en la pierna
tratando de calmarse sus deseos.

Llevaba su cabello recogido
cayendo por la espalda sin recelo,
en forma de coleta muy sencilla
del pelo agitanado y tan moreno.

Tenía la mirada muy perdida
y un aire seductor que aún lo recuerdo,
sus piernas exhibía muy desnudas
sentada con pudor en los maderos.

El agua cenicienta de la ría
dejaba en el ocaso mil reflejos,
los cielos se teñían de naranja
con nubes tan ardientes como el fuego.

"...Hay veces que recuerdo sueños rotos
y en otros simplemente me detengo,
hoy sé que cada vida continúa
a expensas de un pasado y unos sueños..."

Rafael Sánchez Ortega ©
12/02/13

NO QUIERO EN ESTA HORA MÁS MENTIRAS...

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No quiero en esta hora más mentiras
ni frases y promesas de colores,
prefiero la verdad sencilla y dura
a rosas con espinas en los bordes.

Prefiero que me mires a los ojos
y digas todo aquello que tú escondes,
me hables de tus sueños infantiles
y otros que ahora esperas en la noche.

Prefiero que me enseñes tu tristeza,
guardada y compartida con los robles
quizás con los pasillos de tu casa,
ahogada con pesar en los colchones.

Es fácil que no quieras confesarme
el hurto juvenil, junto a las flores,
ni el beso que robaron a tus labios
un labio prisionero de tu goce.

No pido que me cuentes todo eso,
tan solo que me mires y perdones,
no tengo que pedirte que me digas
aquello que moleste y que te importe.

Yo solo me refiero a la Hora Bruja,
la hora enamorada y sin ladrones,
la hora donde el hombre se hace niño
y el niño es muy feliz con que lo arropen.

Por eso si me miras a los ojos
y dejas que ellos hablen, sin pasiones,
lo harán sin cortapisas y directos
haciendo y olvidando sus temores.

No dejes que la bruma te salpique
ni dejes que tus ojos se desborden,
las lágrimas se secan con los besos
y ansío yo secarlas, si se corren.

"...No quiero en esta hora más mentiras,
tan solo que me abraces y le robes,
el tierno corazón a un viejo hidalgo
que es niño y a la vez, ¡solo es un hombre...!"

Rafael Sánchez Ortega ©
11/02/13

NECESITO DE UN HOMBRO EN QUE APOYARME...

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Necesito de un hombro en que apoyarme
y una mano que busque mis latidos,
unos labios que me hablen, sin palabras,
y unos dedos inquietos e intranquilos.

Es preciso que encuentre en el descanso
ese tiempo de paz que necesito,
y que encuentre también una mirada
que me ofrezca ternura y equilibrio.

Ha llegado la noche con las sombras
y el guerrero precisa del asilo,
olvidando recuerdos y batallas
con miserias de ciénagas y lirios.

Se confunden los sueños con las brumas
y se duermen un tanto los sentidos,
marchitadas un tanto las sonrisas
por los pasos marciales del gentío.

Es invierno y febrero simplemente,
son las doce, de nuevo, en un domingo,
y la luna se asoma, temblorosa,
entre nubes y nieve, por el frío.

Yo quisiera, sin prisa, desnudarte,
y bajar lentamente tu vestido,
dibujar en tu seno una silueta
y besar esa rosa del Olimpo.

Es muy fácil que el mundo se alborote,
y se mezclen cigarras con los grillos,
en un canto de coro y sin orquesta
y un pincel que dibuje el infinito.

Más prefiero las artes de la mente
a caricias surgidas con sigilo,
a pesar de que lleguen con los sueños
escalando murallas y castillos.

"...Necesito de un hombro en que apoyarme
y unos ojos que miren a los míos,
necesito unos labios que me besen
y mi beso que sea compartido..."

Rafael Sánchez Ortega ©
10/02/13

SI YO PUDIERA DECIRTE...

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Si yo pudiera decirte
simplemente lo que pienso,
estoy seguro que tú
sonreirías al momento.

Hace falta que los hombres
se despojen de sus miedos,
y que sean como niños
y que sueñen en sus sueños.

Porque el miedo es la batalla
que se pierde en el recuerdo,
y los sueños son la vida,
de ese niño que está dentro.

Reconozco mis errores
y los dejo a barlovento
de la barca tan bravía
que me lleva por el tiempo.

Si yo pudiera decirte
simplemente lo que siento,
cesarían las angustias
que sacuden a mi pecho.

Hace falta que miremos
más allá de los luceros,
y veamos las estrellas
que musitan en silencio.

Y nos hablan sin palabras,
y nos cuentan sus misterios,
en un acto de ternura
sin igual del universo.

Reconozco que, en los niños,
es frecuente todo esto,
porque miran a la luna
y hasta escuchan a los vientos.

Si yo pudiera decirte
simplemente que te quiero,
buscaría tu cariño
y ese néctar de tus besos.

Hace falta que me quite
los laureles tan añejos,
las marchitas amapolas
enredadas en el pelo.

Porque todo es fantasía,
y aquel tiempo, ya muy lejos,
se ha quedado con la brisa,
con la nieve y el invierno.

Reconozco que los niños
son sencillos y sinceros,
porque piden con sus ojos
lo que sienten muy adentro.

"...Si yo pudiera decirte
que te amo y te deseo,
marcharía hasta tu lado
como el niño de mis versos..."

Rafael Sánchez Ortega ©
09/02/13

PRISIONERO DE LETRAS Y PALABRAS...

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Prisionero de letras y palabras,
argonauta carente de sentidos,
así vas, por la vida, caminando,
por senderos, cañadas y pasillos.

Una luz te ilumina en la distancia,
es un faro lejano con su brillo,
una antorcha con llama presurosa
alumbrando las noches del estío.

Y así va el caminante con sus pasos,
tembloroso y buscando su destino,
sin más guía lejana que una estrella
que con él se estremece, por el frío.

Pero es algo que quema las entrañas,
¿es pasión, el dolor o es el instinto?,
...no sabría muy bien como explicarlo
pero siente y precisa de cariño.

El cariño que bordan los poemas,
esos versos soñados de los libros,
y que ahora sus dedos los transmiten
al cuaderno dorado de los niños.

No sabría muy bien, nuestro poeta,
traducir sensaciones sin lirismo,
y por eso seguimos sus pisadas
por los prados celestes e infinitos.

Él nos lleva a la tierra de los dioses,
el lugar al que llaman el Olimpo,
donde se unen diademas y laureles
y las rosas se engarzan con los lirios.

Allí viven y sueñan los poetas
y el amor es un acto tan sencillo,
que se muestra también en las miradas
sin palabras, sin voces ni sonidos.

Porque amar y escribir es una cosa,
es cubrir a los versos de platino,
es dorar esa página sin nombre
que los dioses reservan al escrito.

"...Prisionero de letras y palabras,
argonauta que buscas a tu sino,
no te apures, y sigue hacia adelante,
y unirás ese beso a tu suspiro..."

Rafael Sánchez Ortega ©
08/12/13

YO TENGO QUE ESCRIBIR, AUNQUE NO QUIERA...

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Yo tengo que escribir, aunque no quiera,
y hacerlo de manera muy sensata,
dejando los prejuicios y el orgullo
a un lado de las letras que me salgan.

Confieso que me encuentro desarmado
carente de la pluma, cual espada,
que anima los temblores de mis dedos
y templa las cuartillas arrugadas.

Las letras van saliendo lentamente
y ocupan su lugar en la "pizarra",
un orden aleatorio y caprichoso
igual que bailarinas en la danza.

Recuerdan mariposas en otoño
dejando sensaciones en el alma,
llenando de alegría y de colores
los ojos que las miran cuando pasan.

Y tengo que escribir de muchas cosas,
de niños que jugaban en la playa
y hacían, con sus manos en la arena,
castillos con torretas inclinadas.

También de los obreros que, dormidos,
pasaban caminando en la mañana,
con ojos indolentes y cansados
cubiertos con zamarras y bufandas.

Y tengo que escribir de las mujeres,
las firmes valedoras de las casas,
en busca de la hogaza y el pan tierno,
la leche de las vacas de la granja.

Y tengo que escribir de los abuelos,
pacientes, con miradas resignadas,
buscando más allá del horizonte
la raya que les une y les separa.

"...Yo tengo que escribir, aunque no quiera,
y cuesta construir estas palabras,
escribo suspirando lo que siento
sin tinta y sin libreta en que plasmarlas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
07/02/13

YA NO PRONUNCIO LA PALABRA AMOR...

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Ya no pronuncio la palabra amor ,
no quiero más mentiras en palabras,
ni quiero que se inunden de tristeza
los pliegues tan sutiles de mi alma.

Porque decir amor es algo eterno,
que llena, que subyuga y que rebasa,
es encontrar el néctar de la vida
y es apurar la esencia tan preciada.

Por eso yo me quedo silencioso
en esta espera larga y solitaria,
mientras afuera claman los suspiros
y mis oídos penan de nostalgia.

Porque quieren la frase tan querida
el pecho tan vibrante con sus lágrimas,
esos ojos perlados de rocío
del amante que sufre en la distancia.

"Te amo", he pronunciado varias veces
y ahora, hasta me quema la garganta,
al recordar esta palabra tierna
que dediqué a un cuerpo y una cara.

Fue un tiempo muy romántico y sublime,
la comunión perfecta que buscaba,
pudimos alcanzar a las estrellas
y aquellas, se perdieron en la nada.

Fue un sueño más, un lindo sueño unido,
un sueño compartido con fragancia,
vivimos unos sueños y utopías
conscientes del adiós y de la marcha.

Y así se separaron dos caminos,
"te amo", yo te dije en la mirada,
y entonces me abrazaste fuertemente,
"te amo contestaste tras tus lágrimas.

"...Ya no pronuncio la palabra amor,
y sufro cuando intento recordarla,
no quiero más mentiras ni promesas,
tan solo amar, a la persona que me ama..."

Rafael Sánchez Ortega ©
06/02/13

A VECES...

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A veces la escalera se vuelve tornadiza
y peligrosa
y tienes que bajar con gran cuidado
los peldaños hasta el suelo.


Allí te encontrarás con la gran puerta,
que se abre cual ventana hacia la vida.
Afuera está el latir incomparable de los hombres,
el ruído de los coches que circulan sin descanso,
las sombras del ciprés y del anciano,
que sestean, esperando en el paseo.


Y un poquito más allá, por las aceras,
yo camino con el paso tan ligero,
como siempre.
Voy en busca de la brisa y el salitre
hacia los muelles,
a ese punto donde parten los navíos
a otros mundos
y  allí aspiro la ternura de las olas
y las veo silenciosas como llegan
y golpean la machina,
como mojan sin cesar las barandillas,
como saltan y hasta bailan esa danza
sin sentido en que desnudan las pasiones
y las tapan con las algas y leyendas
al compás de la resaca.


Yo las miro y las sonrío tiernamente,
porque tienen la cordura que preciso,
en el líquido salado,
y en el manto azul verdoso de sus aguas.
Esas olas me acarician en silencio
y hasta siento los susurros que me ofrecen
en un canto sin palabras que me lleva
hasta otro mundo.


No quisiera que se acabe este momento,
ni que afuera los relojes avanzaran,
ni tampoco que los ángeles llegaran
a decirme que es la hora...


"...Sin embargo, y muchas veces, como ahora,
la escalera se nos vuelve tornadiza
y peligrosa..."

Rafael Sánchez Ortega ©
05/02/13

ACUDO CON EL ALMA DESTROZADA...

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Acudo con el alma destrozada
en busca de la paz y del sosiego,
allí, donde se juntan los caminos
y enlazan los suspiros y los sueños.

Ignoro que me aguarda en el futuro,
no sé si las tormentas y los vientos,
quizás los temporales y galernas
o puede que al final, sea el silencio.

Más llego con la herida en el costado
temblando y dolorido todo el cuerpo,
me sudan los espinos por la cara
con sangre derramada sin saberlo.

Me duele el corazón y no lo noto
y es algo tan terrible lo que siento,
que busco en el vacío y en la nada
el bálsamo y alivio de este fuego.

Ya sé que las palabras y las letras
se escriben y se dicen en el tiempo,
algunas se evaporan con el aire
y en otras se confirman los recuerdos.

Así, mientras razono, entre suspiros,
observo la ceguera de los cuerdos,
que intentan conseguir en sus locuras
aquello que es visible en los infiernos.

Se muere en la mitad de la tragedia,
se vive en la novela y en el cuento,
se sufre cuando miras a unos labios
y ríes cuando sientes a su beso.

Renuevan las celliscas el rocío,
las lágrimas que surgen van al suelo,
y un ángel reluciente con sus alas
recoge los diamantes con sus dedos.

Me queda retornar a los caminos,
volver a las cañadas y senderos,
en busca de la nube que furtiva
me marca mi destino entre los hielos.

Y grita el corazón, porque no quiere,
seguir este camino que es eterno,
en medio de mentiras y cloacas
de voces que confunden y dan miedo.

No quiere proseguir en esta vida
carente de ilusión y de deseo,
aspira a que la muerte le arrebate
y esparza sus cenizas por el suelo.

Pero algo le detiene, en un instante,
y un soplo del nordeste da un aliento,
se trata de una estrella que susurra
y deja en sus oídos un "te quiero..."

"...Acudo con el alma destrozada
en busca del amor, en el desierto,
más nada me recibe a mi llegada,
tan solo soledad, y más silencio..."

Rafael Sánchez Ortega ©
05/02/13

ATRÁPAME LA LUNA C0N TUS DEDOS...

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Atrápame la luna con tus dedos
y roza con tu mano mi ventana,
serás como la alegre golondrina
que altera, en el otoño, la mirada.

Es fácil que precises de escalera
y subas por la nube a rescatarla,
la bajes con cuidado hasta los mares
y estires su reflejo por las aguas.

Atrápame la luna, si es posible,
y roba su diadema que es de plata,
diamantes y oropeles, con los besos,
jalonan su corona deseada.

Es fácil que la brisa te sorprenda,
incluso que te llamen de la nada,
los ecos de un cometa ya lejano
que un día se perdió por lontananza.

Atrápame la luna simplemente,
susurra mi pupila enamorada,
la quiero para mí, en esta noche
en plena comunión con las cigarras.

Yo quiero que se duerma en mi costado
y note mis caricias por su cara,
la blanca fantasía de su imagen,
la tierna cenicienta que descansa.

Atrápame la luna, yo te ruego,
pues quiero compartirla con mi alma,
con ella venceré tantas tristezas,
los miedos y las nieblas de la nada.

No quiero fantasías de colores,
ni globos y peluches, cual fantasmas,
yo quiero ese tesoro blanquecino
tan lindo y con perfume de lavanda.

"...Atrápame la luna, en esta noche
y vive con nosotros esta nana,
un sueño de candor casi imposible,
y el mundo del amor y la esperanza..."

Rafael Sánchez Ortega ©
04/02/13

DICE Y PIENSA...

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Dice y piensa, el poeta
en su poema,
"que se le acabaron los ases en la manga"
y que todo está perdido,
pero no estoy de acuerdo.

Es cierto que la protagonista
puede estar pasando un momento
de desconcierto, (largo y profundo),
es cierto que las circunstancias no sean
las más propicias para la sonrisa,
pero estoy seguro de que ella,
la mano que dicta los versos,
sigue teniendo "pétalos divinos en el alma"
y "sueña" con "aquellas rosas en el pelo"
que desea que unas manos le dejaran.

Ya sé que es difícil mantenerse en la utopía
de la infancia,
pero la "noche y el frío" se combaten y pelean.

Es difícil la victoria, y eso es cierto,
en la lucha desigual con la galerna
y en la larga travesía del desierto,
pero mientras quede una ventana
con un rayo de esperanza,
mientras haya un corazón que le suplique,
mientras vuelvan los ocasos y las albas
renovados cada día,...
¡habrá poesía!,
y eso lo sabe en el fondo de su alma,
la persona sensible que dicta los versos.

Rafael Sánchez Ortega ©
03/02/13

¿DE QUÉ TE SIRVE A TI, POETA, LOS APLAUSOS...?

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¿De qué te sirve a ti poeta, los aplausos,
si pierdes la ilusión y la esperanza...?

¿De qué te sirve que te alaben y te digan
mil piropos si sabes que hay vacío
en las palabras...?

Déjame que te diga lo que sabes,
déjame acariciarte y cierra los ojitos
tan castaños que venero.

Luego intenta dormir, no te resistas,
te iré contando aquellas historias
que, de niño me contaron y, hablaban de estrellas,
de sirenas en la playa,
de caracolas que bailaban con las olas,
de niños que subían a las nubes en cometas,
de jóvenes que escribían sus nombres
en las cortezas de los chopos en la ribera,
de marinos sorprendidos por el mar y las galernas,
de rumores incesantes de las olas que llegaban
a dormir en las arenas de la playa,
de las tiernas margaritas que temblaban
por la brisa y el nordeste...

Déjame que te lleve hasta la puerta de la puebla,
para que veas el camino de salida con las huellas
y recuerdos que dejaron peregrinos y devotos.

Déjame que busque en tu pupila el rocío de la lluvia
que surgió de tu mirada,
déjame que roce con mis labios a esos labios temblorosos
que suplican y desean sólo un beso simplemente.

Déjame que acaricie tu cabello,
que mis dedos se ensortijen con tu pelo,
y que sueñen con que abrazan tu figura inmaculada.

Déjame estar así, acurrucado y en tus brazos,
para sentir tu corazón y sus latidos,
para aspirar y emborracharme en tu deseo,
para cruzar mis manos con tus manos
y para acallar, las miles de preguntas
que se hacen los poetas.

¡Déjame sí, estar contigo...!

Rafael Sánchez Ortega ©
03/02/13

LLEGASTE, CUANDO YA NO TE ESPERABA...

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Llegaste, cuando ya no te esperaba,
en medio del silencio y de la vida,
traías tu carita soñadora
y un aura de ilusión y de alegría.

Viniste cual gitana, por los campos,
cubierta con un manto de ceniza,
envuelta en un perfume de lavanda
que daba más frescura a tu sonrisa.

Llegaste como llegan las princesas
a lomos de un corcel, en la estampilla,
y todo por los sueños imprevistos,
de un niño que soñaba ser artista.

Quería que surgieras de la nada
y fueras capitana en su barquilla,
la amiga y confidente de sus penas,
la eterna sin razón de sus pupilas.

Llamaste a la cancela de la puerta
cerrada a cal y canto en ese día,
arriba chirriaron las ventanas
y un hombre se asomó por la trampilla.

Bajaron muy despacio la escalera,
abrieron el portón por una esquina,
y viste el verde gris de aquellos ojos
dejando en tu mirada su agonía.

Quisiste consolarle en un instante
y hablarle y susurrarle con caricias,
más él se resistía a abrir la puerta
y a dar el corazón que allí latía.

Entonces le llamaste por su nombre,
saltaste sin pensar a su barbilla,
y el pecho comenzó con un galope
y tú lo serenaste con tu brida.

"...Llegaste, cuando ya no te esperaba,
en medio de la bruma y la neblina,
viniste como un hada soñadora
y entonces él salió de su apatía..."

Rafael Sánchez Ortega ©
03/02/13

INDOLENCIA.

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Estoy ante una mesa perezosa
con bandejas y papeles.
Hay en ella un sopor incontrolado,
una especie de caricia que te invita
y que reclama en un susurro, sin palabras,
a que sientas en tus dedos esa hermosa fantasía,
ese sueño que comienza al recorrerla muy despacio.

Un teléfono callado permanece enmudecido y silencioso
y está ahí, tras los papeles,
y a la sombra de una luz que parpadea.

Yo presencio todo esto y no sé ni lo que pienso,
pues no estoy en esa mesa
y mi vista se desplaza a través de la ventana
por el cielo, que nuboso, me contempla
más allá de los tejados
de las casas y la iglesia.

Unas nubes se pasean indolentes
sin saber ni qué decirse en un diálogo de sordos.
Unas ramas, en los pinos, se columpian
con la brisa que les llega en un baile sin orquesta.

Y este cuadro que ahora vivo y que contemplo
me subyuga y me adormece
y hasta el alma se me encoge por desidia,
sin saber ni lo que escribo.

Me levanto de la silla y doy dos pasos
caminando hacia la puerta;
pero entonces el telón del primer acto
se desplaza en un instante y me transmite,
con un péndulo oscilante, que es la hora,
que ha acabado la jornada,
que me espera una cocina y unos platos
para dar así, un motivo de sosiego y de reposo
a este cuerpo, tan cansado, que se duerme...

Es invierno y es enero simplemente.

Rafael Sánchez Ortega ©
29/01/13

ME QUEDÉ RECOGIENDO LOS CRISTALES...

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Me quedé recogiendo los cristales
y las gotas de lluvia derramadas,
sin saber que la tierra no quería,
al cristal con las lágrimas amargas.

Fue un instante fugaz, en un impulso;
me incliné, sin dudar, en la baranda,
a tratar de salvar aquella rosa
que intentaba llevarse la resaca.

Pero el frágil cristal de la inocencia
se quebró, como nube, con la infancia,
y llevó por océanos sin nombre
la ilusión de aquel niño con su magia.

¡Cuánta nota quedaba en la cabeza
tras el roto indolente de aquel alma!,
¡cuántos sueños quedaron retenidos
esperando unos labios y una nana...!

Pero yo, espectador impenitente,
el autor de los sueños y las lágrimas,
no quería morir en ese instante
porque ansiaba la voz de tu palabra.

Deseaba tu rostro silencioso,
el perfil con la cara de gitana,
y ese labio con frases arrastrando
y el "seseo" surgido en tu garganta.

Y allí estaba observando aquel espejo
con reflejos que herían la mirada,
destrozado en pedazos diferentes
que a la luna y al cielo señalaban.

No tenía el perdón de mis pecados,
ni tu voz me llegaba con su calma,
ni tenía ese grito, en las pupilas,
que otras veces, ardiente me abrazaba.

"...Me quedé recogiendo los cristales
y unas gotas rozaron la ventana,
sin saber que mis ojos no querían,
derramar otras lágrimas amargas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
02/02/13

ALGUNA VEZ QUISIERA CONOCERTE...

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Alguna vez quisiera conocerte
y sentir la caricia de tus manos,
sopesando el candor de mis latidos
con el beso impaciente de tus labios.

Quisiera dedicarle mil poemas,
surgidos en la noche y en tus brazos,
que hablaran de la luna y las estrellas,
a tu pecho cautivo y extasiado.

Quisiera resurgir de las cenizas
y volar a tu lado con mi canto,
para estar como un Fénix renacido
y escuchar las cigarras en el campo.

Quisiera estar contigo, simplemente,
dejando los recuerdos enterrados,
mirando como el sol ya se despide
con la estela tan dulce del ocaso.

Quisiera que la brisa te llegara
y tus senos vibraran extasiados,
al notar de ese viento, la caricia,
y el temblor de tu cuerpo tan serrano.

Quisiera susurrarte con las olas,
como el joven, tal vez enamorado,
musitando mensajes sin palabras
a tus ojos preciosos y castaños.

Porque tienes la miel en tus pupilas
y la suave dulzura de los astros,
la belleza sin par de las sirenas
y la gracia sutil de los gitanos.

Es tu cuerpo una eterna fantasía,
un compendio de rosas y de nardos,
y en el mismo resuenan cascabeles,
castañuelas y cascos de caballos.

Y galopa la sangre por mis venas
al pensar en la esencia que aquí narro,
cuando llevo la mano a la cuartilla
y mis dedos reflejan lo que hablo.

Y es entonces que surge la pregunta
y respondo que si, ya sin dudarlo,
tras oír, en la noche, a mi silencio
en un verso que sale apresurado.

"...Alguna vez quisiera conocerte
y escuchar la delicia de tu paso,
perseguir a tu cuerpo y tu figura,
apagando la sed de mi costado..."

Rafael Sánchez Ortega ©
01/02/13