NO QUIERO EN ESTA HORA MÁS MENTIRAS...
No quiero en esta hora más mentiras
ni frases y promesas de colores,
prefiero la verdad sencilla y dura
a rosas con espinas en los bordes.
Prefiero que me mires a los ojos
y digas todo aquello que tú escondes,
me hables de tus sueños infantiles
y otros que ahora esperas en la noche.
Prefiero que me enseñes tu tristeza,
guardada y compartida con los robles
quizás con los pasillos de tu casa,
ahogada con pesar en los colchones.
Es fácil que no quieras confesarme
el hurto juvenil, junto a las flores,
ni el beso que robaron a tus labios
un labio prisionero de tu goce.
No pido que me cuentes todo eso,
tan solo que me mires y perdones,
no tengo que pedirte que me digas
aquello que moleste y que te importe.
Yo solo me refiero a la Hora Bruja,
la hora enamorada y sin ladrones,
la hora donde el hombre se hace niño
y el niño es muy feliz con que lo arropen.
Por eso si me miras a los ojos
y dejas que ellos hablen, sin pasiones,
lo harán sin cortapisas y directos
haciendo y olvidando sus temores.
No dejes que la bruma te salpique
ni dejes que tus ojos se desborden,
las lágrimas se secan con los besos
y ansío yo secarlas, si se corren.
"...No quiero en esta hora más mentiras,
tan solo que me abraces y le robes,
el tierno corazón a un viejo hidalgo
que es niño y a la vez, ¡solo es un hombre...!"
Rafael Sánchez Ortega ©
11/02/13
ni frases y promesas de colores,
prefiero la verdad sencilla y dura
a rosas con espinas en los bordes.
Prefiero que me mires a los ojos
y digas todo aquello que tú escondes,
me hables de tus sueños infantiles
y otros que ahora esperas en la noche.
Prefiero que me enseñes tu tristeza,
guardada y compartida con los robles
quizás con los pasillos de tu casa,
ahogada con pesar en los colchones.
Es fácil que no quieras confesarme
el hurto juvenil, junto a las flores,
ni el beso que robaron a tus labios
un labio prisionero de tu goce.
No pido que me cuentes todo eso,
tan solo que me mires y perdones,
no tengo que pedirte que me digas
aquello que moleste y que te importe.
Yo solo me refiero a la Hora Bruja,
la hora enamorada y sin ladrones,
la hora donde el hombre se hace niño
y el niño es muy feliz con que lo arropen.
Por eso si me miras a los ojos
y dejas que ellos hablen, sin pasiones,
lo harán sin cortapisas y directos
haciendo y olvidando sus temores.
No dejes que la bruma te salpique
ni dejes que tus ojos se desborden,
las lágrimas se secan con los besos
y ansío yo secarlas, si se corren.
"...No quiero en esta hora más mentiras,
tan solo que me abraces y le robes,
el tierno corazón a un viejo hidalgo
que es niño y a la vez, ¡solo es un hombre...!"
Rafael Sánchez Ortega ©
11/02/13
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