EN UNA HABITACIÓN ME HA SECUESTRADO...
En una habitación me ha secuestrado
un lecho con recuerdos imborrables,
es una sensación que no controlo
y aviva los recuerdos con retales.
Se mezclan los fantasmas del pasado
con piezas de leyendas y saudades,
surgidas simplemente en las novelas
producto de mil sueños irreales.
Mas quiero doblegar estos grilletes,
volar en libertad hacia los mares,
subir hasta las cumbres ya nevadas,
cual ave soñadora por los aires.
Y luego volveré con el salitre
en busca de las rosas tan amables,
aquellas que temblaban a mi paso
y algunas se posaron en tu talle.
Yo quiero liberar estas cadenas
y ser el peregrino que te cante,
el hombre que te mira en las esquinas,
el niño que te llame por la calle.
Yo quiero simplemente ser tu amigo,
y luego si me admites ser tu amante,
el hombre que te vele por las noches,
y el niño que a tu risa la desarme.
Por eso mi locura va en aumento
y avivan sin cesar los temporales,
no para de azuzarme la galerna
y silban los oestes sus cantares.
Yo quiero que se abran las ventanas
y dejen, para mí, las claridades,
la luz con la sonrisa de tus labios,
la eterna medicina de mis males.
"...En una habitación me ha secuestrado
el tiempo y el reloj con sus verdades,
más debe su tic-tac, ponerse en marcha
abriendo un corazón sus ventanales..."
Rafael Sánchez Ortega ©
18/02/13
un lecho con recuerdos imborrables,
es una sensación que no controlo
y aviva los recuerdos con retales.
Se mezclan los fantasmas del pasado
con piezas de leyendas y saudades,
surgidas simplemente en las novelas
producto de mil sueños irreales.
Mas quiero doblegar estos grilletes,
volar en libertad hacia los mares,
subir hasta las cumbres ya nevadas,
cual ave soñadora por los aires.
Y luego volveré con el salitre
en busca de las rosas tan amables,
aquellas que temblaban a mi paso
y algunas se posaron en tu talle.
Yo quiero liberar estas cadenas
y ser el peregrino que te cante,
el hombre que te mira en las esquinas,
el niño que te llame por la calle.
Yo quiero simplemente ser tu amigo,
y luego si me admites ser tu amante,
el hombre que te vele por las noches,
y el niño que a tu risa la desarme.
Por eso mi locura va en aumento
y avivan sin cesar los temporales,
no para de azuzarme la galerna
y silban los oestes sus cantares.
Yo quiero que se abran las ventanas
y dejen, para mí, las claridades,
la luz con la sonrisa de tus labios,
la eterna medicina de mis males.
"...En una habitación me ha secuestrado
el tiempo y el reloj con sus verdades,
más debe su tic-tac, ponerse en marcha
abriendo un corazón sus ventanales..."
Rafael Sánchez Ortega ©
18/02/13
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