AQUEL NUDO ME ATABA SIN REMEDIO...
Aquel nudo me ataba sin remedio
y sentía que el aire me faltaba,
era un lazo invisible entre nosotros
con el sello pactado de dos almas.
Decidimos unir nuestros destinos
y soñar con estrellas muy lejanas,
pasear por senderos luminosos
y escalar a las cumbres tan nevadas.
No fue fácil andar por los caminos
soportando lloviznas y borrascas,
ni tampoco dormir sobre los campos
escapando de helechos y de escarchas.
Aguantamos furiosos vendavales
de un invierno dejando bofetadas,
en los vientos llegados con espinas
que marcaba sus besos en la cara.
Pero fuimos valientes en extremo
y avanzamos sin gritos ni palabras,
a pesar de saber nuestras carencias
y ese miedo nacido en las entrañas.
Yo quería ofrecerte las estrellas
y secar esa perla sonrosada,
que con miedo escapaba de tus ojos
y mis labios temblando restañaban.
Tú querías frenar a los latidos
de aquel pecho que ardía entre las llamas,
y saciar a los labios ambiciosos
de la sed por tus senos soportada.
Y pactamos la tregua y el silencio
con la luna en Notario de aquel acta,
fue un instante del todo irreverente,
al firmar todo aquello ante la nada.
"...Aquel nudo me ataba sin remedio
a una vida sumida en la desgracia,
y entendí que los lazos, sí se rompen,
es por alguien que quieres y a quien amas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
27/02/13
y sentía que el aire me faltaba,
era un lazo invisible entre nosotros
con el sello pactado de dos almas.
Decidimos unir nuestros destinos
y soñar con estrellas muy lejanas,
pasear por senderos luminosos
y escalar a las cumbres tan nevadas.
No fue fácil andar por los caminos
soportando lloviznas y borrascas,
ni tampoco dormir sobre los campos
escapando de helechos y de escarchas.
Aguantamos furiosos vendavales
de un invierno dejando bofetadas,
en los vientos llegados con espinas
que marcaba sus besos en la cara.
Pero fuimos valientes en extremo
y avanzamos sin gritos ni palabras,
a pesar de saber nuestras carencias
y ese miedo nacido en las entrañas.
Yo quería ofrecerte las estrellas
y secar esa perla sonrosada,
que con miedo escapaba de tus ojos
y mis labios temblando restañaban.
Tú querías frenar a los latidos
de aquel pecho que ardía entre las llamas,
y saciar a los labios ambiciosos
de la sed por tus senos soportada.
Y pactamos la tregua y el silencio
con la luna en Notario de aquel acta,
fue un instante del todo irreverente,
al firmar todo aquello ante la nada.
"...Aquel nudo me ataba sin remedio
a una vida sumida en la desgracia,
y entendí que los lazos, sí se rompen,
es por alguien que quieres y a quien amas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
27/02/13
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