AUNQUE DORMITEN LOS CIELOS...
Aunque dormiten los cielos
yo buscaré las estrellas,
y seguiré día y noche
aunque el cansancio me venza.
Yo buscaré los caminos
y las quebradas veredas,
para seguir con mis pasos
y continuar tras tus huellas.
Sé que es muy largo el camino
y que está lejos la meta,
pero persigo el empeño
de conseguir tu presencia.
Para mirarte a los ojos,
para sentir tu belleza,
para temblar como un niño
ante su hermosa princesa.
Aunque dormiten los cielos
quiero soñar a su vera,
con los luceros temblando
y los fugaces cometas.
Para mirar sus reflejos
y contemplar su belleza,
dentro del marco y ensueño
que nos promete la estela.
Lucen los faros del cielo,
luce el fanal en la tierra,
en la atalaya sin nombre,
mientras da vueltas y vueltas.
Dicen los viejos marinos
que hay que vencer las galernas,
pero remando profundo
para escapar de su presa.
Aunque dormiten los cielos
yo remaré con más fuerza,
mientras rechinan toletes
y hasta la espalda protesta.
Debo llegar a la barra
para cubrir la trainera,
y descansar del esfuerzo
y baldear la cubierta.
Luego, tras breve descanso
continuaré a La Barquera,
para rezar una Salve
y estremecerme de veras.
Tú esperarás en el puerto
con tu carita morena,
el corazón en un puño
y con tu lágrima atenta.
"...Aunque dormiten los cielos
yo llegaré hasta tu puerta,
para robar de tus labios
esa gotita que cuelga..."
Rafael Sánchez Ortega ©
28/02/13
yo buscaré las estrellas,
y seguiré día y noche
aunque el cansancio me venza.
Yo buscaré los caminos
y las quebradas veredas,
para seguir con mis pasos
y continuar tras tus huellas.
Sé que es muy largo el camino
y que está lejos la meta,
pero persigo el empeño
de conseguir tu presencia.
Para mirarte a los ojos,
para sentir tu belleza,
para temblar como un niño
ante su hermosa princesa.
Aunque dormiten los cielos
quiero soñar a su vera,
con los luceros temblando
y los fugaces cometas.
Para mirar sus reflejos
y contemplar su belleza,
dentro del marco y ensueño
que nos promete la estela.
Lucen los faros del cielo,
luce el fanal en la tierra,
en la atalaya sin nombre,
mientras da vueltas y vueltas.
Dicen los viejos marinos
que hay que vencer las galernas,
pero remando profundo
para escapar de su presa.
Aunque dormiten los cielos
yo remaré con más fuerza,
mientras rechinan toletes
y hasta la espalda protesta.
Debo llegar a la barra
para cubrir la trainera,
y descansar del esfuerzo
y baldear la cubierta.
Luego, tras breve descanso
continuaré a La Barquera,
para rezar una Salve
y estremecerme de veras.
Tú esperarás en el puerto
con tu carita morena,
el corazón en un puño
y con tu lágrima atenta.
"...Aunque dormiten los cielos
yo llegaré hasta tu puerta,
para robar de tus labios
esa gotita que cuelga..."
Rafael Sánchez Ortega ©
28/02/13
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