CANTAN LAS ROCAS...
Cantan las rocas,
sueña la arena,
bailan los mares
al mismo son.
Yo, fiel testigo,
oigo rumores,
sueño que bailo,
me siento Dios.
Unas sirenas
surcan los mares,
quieren el alma
de ese cantor.
Hay caracolas
donde se escuchan
viejos rumores
y una canción.
Boga que boga
pasan traineras,
crujen los remos
suena otra voz.
Es un marino
de piel morena,
rostro curtido
que es el patrón.
Hablan sus labios,
grita su pecho,
reza su alma
con gran fervor.
Más, a lo lejos,
vienen tormentas,
olas profundas
con un ciclón.
Es la galerna,
temido nombre,
que arrasa y llega
con gran dolor.
Ya las canciones
cesan y mueren,
y las sirenas
dicen adiós.
Soplan los vientos,
rugen las olas
y las traineras
pierden su rol.
Y en este baile,
(ahora maldito),
todos le bailan
con gran temor.
Bailan las olas,
reman marinos,
bajo las nubes
del gran reloj.
Y mientras tanto,
alguien suspira,
reza y se toca
su corazón.
En sus pupilas
baila una lágrima,
danza hacia el suelo
buscando flor.
Y aquella gota,
bendita y tierna,
es un poema
que aquí nació.
Son unos versos,
sin más palabras,
sin más destinos
que el del amor.
"...Cantan las rocas,
sueñan las almas,
bailan los niños
brilla un farol..."
Rafael Sánchez Ortega ©
19/07/13
sueña la arena,
bailan los mares
al mismo son.
Yo, fiel testigo,
oigo rumores,
sueño que bailo,
me siento Dios.
Unas sirenas
surcan los mares,
quieren el alma
de ese cantor.
Hay caracolas
donde se escuchan
viejos rumores
y una canción.
Boga que boga
pasan traineras,
crujen los remos
suena otra voz.
Es un marino
de piel morena,
rostro curtido
que es el patrón.
Hablan sus labios,
grita su pecho,
reza su alma
con gran fervor.
Más, a lo lejos,
vienen tormentas,
olas profundas
con un ciclón.
Es la galerna,
temido nombre,
que arrasa y llega
con gran dolor.
Ya las canciones
cesan y mueren,
y las sirenas
dicen adiós.
Soplan los vientos,
rugen las olas
y las traineras
pierden su rol.
Y en este baile,
(ahora maldito),
todos le bailan
con gran temor.
Bailan las olas,
reman marinos,
bajo las nubes
del gran reloj.
Y mientras tanto,
alguien suspira,
reza y se toca
su corazón.
En sus pupilas
baila una lágrima,
danza hacia el suelo
buscando flor.
Y aquella gota,
bendita y tierna,
es un poema
que aquí nació.
Son unos versos,
sin más palabras,
sin más destinos
que el del amor.
"...Cantan las rocas,
sueñan las almas,
bailan los niños
brilla un farol..."
Rafael Sánchez Ortega ©
19/07/13
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