SE ROMPIÓ LA CADENA DE PLATA...
Se rompió la cadena de plata
y con ella senderos y puentes,
allí estaban unidos los sueños
en un lazo invisible y muy tenue.
Se quedaron las almas vacías
al faltar esa brisa envolvente,
ese beso fugaz de los mares
y el abrazo de sal que contienen.
Pero todo se vive deprisa
y el amor perseguido se vence,
es así, que repiten, los sueños
ese baile de música breve.
Es un vals que se escucha a las doce,
el tic-tac del reloj que estremece,
una linda figura que surge
y un jardín con alfombra de nieve.
Y es así como surgen los sueños,
de cenizas y lavas candentes,
de pasiones que ahogan las penas
y de mares con olas perennes.
Porque todo renace en la vida
y comienza, se palpa y se muere,
aunque sean los lazos de plata
que a las almas las atan por siempre.
¡Cuánta nota escribió aquel poeta
en cuartillas de tinta celeste...!
¡cuántos versos, llamados suspiros,
escribieron sus dedos los viernes...!
Al final, otra vez, la cadena,
servirá para unir lo evidente,
y unirá los destinos eternos
de las almas que amando se quieren.
"...Se rompió la cadena de plata
y temblaron, sin más, los cipreses,
yo temblé, como tiemblan los niños,
y recé, por amor, muchas veces..."
Rafael Sánchez Ortega ©
18/02/13
y con ella senderos y puentes,
allí estaban unidos los sueños
en un lazo invisible y muy tenue.
Se quedaron las almas vacías
al faltar esa brisa envolvente,
ese beso fugaz de los mares
y el abrazo de sal que contienen.
Pero todo se vive deprisa
y el amor perseguido se vence,
es así, que repiten, los sueños
ese baile de música breve.
Es un vals que se escucha a las doce,
el tic-tac del reloj que estremece,
una linda figura que surge
y un jardín con alfombra de nieve.
Y es así como surgen los sueños,
de cenizas y lavas candentes,
de pasiones que ahogan las penas
y de mares con olas perennes.
Porque todo renace en la vida
y comienza, se palpa y se muere,
aunque sean los lazos de plata
que a las almas las atan por siempre.
¡Cuánta nota escribió aquel poeta
en cuartillas de tinta celeste...!
¡cuántos versos, llamados suspiros,
escribieron sus dedos los viernes...!
Al final, otra vez, la cadena,
servirá para unir lo evidente,
y unirá los destinos eternos
de las almas que amando se quieren.
"...Se rompió la cadena de plata
y temblaron, sin más, los cipreses,
yo temblé, como tiemblan los niños,
y recé, por amor, muchas veces..."
Rafael Sánchez Ortega ©
18/02/13
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