CORRÍA...
Corría con el cuerpo desgarbado
tratando de escapar de su locura,
el llanto le anegaba la garganta
y un dique contenía tanta furia.
Quería competir con los valientes
dejando en el papel, versos sin pluma,
escritos que nacieron en su pecho,
en noche singular, bajo la luna.
Quería penetrar en las tinieblas
venciendo las cortinas de la bruma,
robar los rosacruces a las sombras
y luego descansar en la laguna.
Corría desechando las palabras
sinceras y carentes de las dudas,
no importa si estuviera equivocado,
sería la galerna inoportuna.
Quería retener, entre sus dedos,
la flor más exquisita sin ganzúa,
la rosa inmaculada de las almas,
la dulce cenicienta sin fortuna.
Quería conseguir, con su victoria,
un trozo del pastel en las alturas,
alzarse con el mismo entre los labios
y luego dormitar en una cuna.
Corría como corren los cobardes
y buscan la victoria más fecunda,
aquella que se cambia por dinero
y altera el resultado de la lucha.
Quería que avanzaran los peones,
cruzaran los alfiles las llanuras,
saltaran los caballos su destino
salvando así, a la dama, con su ayuda.
Quería que la fiesta continuase,
que el baile transcurriera con ternura,
que el alba se durmiera en su regazo
y un día amaneciera sin excusas.
"...Corría en su penúltima carrera,
luchando contra el llanto y la amargura,
corría porque amaba simplemente
corría hacia la luz, ya moribunda..."
Rafael Sánchez Ortega ©
13/11/01
tratando de escapar de su locura,
el llanto le anegaba la garganta
y un dique contenía tanta furia.
Quería competir con los valientes
dejando en el papel, versos sin pluma,
escritos que nacieron en su pecho,
en noche singular, bajo la luna.
Quería penetrar en las tinieblas
venciendo las cortinas de la bruma,
robar los rosacruces a las sombras
y luego descansar en la laguna.
Corría desechando las palabras
sinceras y carentes de las dudas,
no importa si estuviera equivocado,
sería la galerna inoportuna.
Quería retener, entre sus dedos,
la flor más exquisita sin ganzúa,
la rosa inmaculada de las almas,
la dulce cenicienta sin fortuna.
Quería conseguir, con su victoria,
un trozo del pastel en las alturas,
alzarse con el mismo entre los labios
y luego dormitar en una cuna.
Corría como corren los cobardes
y buscan la victoria más fecunda,
aquella que se cambia por dinero
y altera el resultado de la lucha.
Quería que avanzaran los peones,
cruzaran los alfiles las llanuras,
saltaran los caballos su destino
salvando así, a la dama, con su ayuda.
Quería que la fiesta continuase,
que el baile transcurriera con ternura,
que el alba se durmiera en su regazo
y un día amaneciera sin excusas.
"...Corría en su penúltima carrera,
luchando contra el llanto y la amargura,
corría porque amaba simplemente
corría hacia la luz, ya moribunda..."
Rafael Sánchez Ortega ©
13/11/01
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